Los números son lapidarios: de las 20 películas más vistas de 2023 en nuestro país, 18 provinieron de Hollywood; las dos restantes son argentinas, “Muchachos” y “La extorsión”. Entre las  europeas, la que más público reunió fue “Hojas de otoño”, del finlandés Aki Kaurismäki, con menos de 20.000 espectadores.

Alma Pöysti y Jussi Vatanen, los protagonistas de “Hojas de oroño”. (Prensa)

Que aquí se consagró a Ingmar Bergman antes que en ningún otro país, que la cartelera de la ciudad de Buenos Aires es de las más diversas del mundo, que el argentino de clase media tiene una fuerte tradición cinéfila… Todas esas máximas, esas verdades que llenaban de orgullo a tanta gente, hoy han quedado sepultadas de manera definitiva.

Tras analizar en detalle las cifras de la taquilla local y consultar a los distribuidores independientes que se encargan de lanzar las películas ligadas a las vertientes más autorales del panorama contemporáneo, queda claro que ese “otro” cine, especialmente el europeo, llega a las salas argentinas de manera cada vez más esporádica, en menos salas, con una permanencia efímera en cartel y con una repercusión muy limitada de público.

El fenómeno de la concentración no es nuevo, pero en los últimos años ha resultado imparable: según cifras del INCAA, las 20 películas más vistas de 2023 (18 provenientes de Hollywood y las argentinas “Muchachos” y “La extorsión”) se quedaron con casi 30 de los 42,2 millones de tickets vendidos; es decir, el 70% del público total.

En ese contexto, con un creciente segmento del consumo que se ha volcado a las plataformas de streaming y un público masivo que solo va al cine para ver un “tanque” de acción o aventuras, o en el mejor de los casos para disfrutar y luego comentar una película “evento” como en 2023 fue “Barbie”, de Greta Gerwig, la producción europea (y la asiática o la latinoamericana) queda relegada a una mínima expresión, a una presencia casi simbólica y testimonial.

¿Cine europeo? En Argentina no se consigue

“Aftersun”, la película europea más convocante de la postpandemia. (Prensa)

Los distribuidores más experimentados del negocio calculan que el público para el cine europeo (no incluyen a las producciones británicas de alto presupuesto hechas en asociación con los grandes estudios de Hollywood) ha caído más del 70%. Y la comparación no es con las épocas de gloria de la cinefilia autóctona, como la mítica década de 1960, cuando las salas de la aventida Corrientes estaban repletas de una audiencia ávida de descubrir cualquier estreno francés, italiano, inglés, alemán, español o escandinavo, sino con los números de la prepandemia.

Si se analizan las estadísticas finales de 2023, se aprecia que el estreno europeo de autor más visto fue “Hojas de otoño”, del finlandés Aki Kaurismäki, con casi 20.000 espectadores (se mantiene en cartel en estos primeros días de enero), aunque en verdad el título más convocante fue “Aftersun”, ópera prima de la escocesa Charlotte Wells, que vendió 7.000 entradas en 2022 (se lanzó en noviembre de ese año) y otros 25.000 durante 2023 para un total de 32.000. Ambos largometrajes fueron adquiridos por MUBI para un recorrido inicial por las salas y luego sumarse a su plataforma de streaming.

“Los espíritus de la isla” fue distribuída por Disney, pero igualmente apenas superó las 40 mil localidades. (Prensa)

Y, si se abre un poco más el espectro y se suman películas que compitieron por los premios Oscar y fueron lanzadas por gigantes como el grupo Disney, aparece “Los espíritus de la isla”, del británico Martin McDonagh, con 40.000 tickets, que de todas maneras tampoco es una cifra que genere demasiado entusiasmo.

Decíamos ayer…

“Dolor y gloria”, de Pedro Almodóvar, reunió 175 mil espectadores en 2019, (Prensa)

¿Y cuántas localidades se vendían antes? Solo con revisar las cifras de los tres años inmediatamente anteriores a la pandemia (2017 a 2019) encontramos que en 2017 se estrenaron “Perfectos desconocidos” (90.000 espectadores), “Trainspotting 2” (70.000), “El bar” (60.000) y “Loving Vincent” (55.000); en 2018, por ejemplo, “Todos lo saben” (155.000), “Las horas más oscuras (125.000), “Madame” (55.000) y “Cold War” (30.000); y en 2019, “Dolor y gloria” (175.000) y “Yesterday” (100.000)

Hoy, que una película europea se estrene en más de 20 salas (casi todas además suelen ser de CABA), que se mantenga más de dos o tres semanas en cartel y que convoque a más de 10.000 espectadores, es poco menos que una quimera. De hecho, ya ni siquiera llegan la mayoría de las películas premiadas en festivales de referencia como Cannes, Berín, Venecia o San Sebastián, que el público consume cuando aparecen en los servicios de streaming hogareño o están disponibles para ser pirateadas.

Un buen parámetro para apreciar dónde está parado el cine europeo será el lanzamiento previsto para el 25 de enero de “Anatomía de una caída”, ganadora de la Palma de Oro en la última edición de Cannes. La película de la francesa Justine Triet agotó, como casi todas las otras programadas, las entradas durante la Semana de Cine del Festival de Cannes que se realizó a fines de noviembre y principios de diciembre en el complejo Gaumont, pero hay que ver si ese interés que se da casi siempre en el marco de un festival o una muestra que tienen además entradas a precios muy accesibles se repite cuando se produzca un lanzamiento mucho más amplio en salas comerciales.

Una buena cifra para “Anatomía de una caída” será un bienvenido síntoma de resiliencia, mientras que un fracaso será otra muestra del estado de terapia intensiva, casi vegeativo, del otrora pujante y celebrado cine europeo en las salas de Argentina.

POR DIEGO BATLLE (TÉLAM)