EL DINERO COMPRA MEDICAMENTOS… NO SALUD

Por Eduardo Rivas – Y cuándo empezó todo a tener un precio, tal vez cuando un necio a la luz se miró… Es norma municipal entronizar al Intendente Municipal como líder supremo, al estilo Kim Il-sung, y que los adláteres que escriben en su nombre comiencen con su apellido las comunicaciones oficiales. En uno de los últimos comunicados la Municipalidad informó ‘una recomposición salarial del 10% para el mes de septiembre, más un bono, en el marco de la emergencia sanitaria de 10.000 mil pesos, que será otorgado al personal que lleva adelante diferentes acciones, en cada uno de los programas establecidos por el Intendente Cáffaro, desde el inicio de la pandemia’.

En primer lugar cabe destacar el reconocimiento que se les da a quienes hace más de seis meses se encuentran poniendo el cuerpo cotidianamente para paliar las consecuencias de la pandemia que enfrentamos, pero como dijera Joaquín Sabina, este reconocimiento llega mal y tarde.

Veamos por qué.

En primer lugar si el aumento pactado es como recomposición salarial como consecuencia de la inflación, no es una recomposición salarial sino apenas un paliativo para no perder tanto. Ni se gana ni se empata, apenas se pierde por menos. Con una inflación acumulada en los últimos 6 meses por encima de los 12 puntos, el aumento no alcanza a recomponer el sueldo que los empleados municipales tenían al inicio de la pandemia. Bienvenido si se cometió un error al tratar como ‘recomposición salarial’ si lo que en realidad quiere ser un reconocimiento monetario a quienes estuvieron avocados a ‘poner el pecho’ a las consecuencias de la pandemia.

En segundo lugar tal y como está planteado, pareciera que el aumento del 10% involucra a todos quienes están trabajando en los programas municipales, sin discriminación de las tareas que desarrollaban previo a ellos ni la función que desempeñan en los mismos, con lo cual la forma de poder analizar el impacto que tiene este incremento es contrastarlo con los ingresos de los involucrados.

Dado que este aumento tiene que ver con una situación sanitaria, tomaremos como modelo la Secretaría de Salud municipal.

Según el Presupuesto Municipal confeccionado por el Intendente y aprobado por los veinte concejales los 110 empleados mensualizados de la Secretaría de Salud tienen un costo de $ 36.752.755,38 anuales, es decir, un promedio de $ 334.115,95 por cada empleado, que desagregado por día da un monto de $ 915,38 por día, con lo que el aumento, incluido todos los rubros, es de $ 91,53 por jornada… menos de un kilo de pan. Un dato no menor es que entre este personal mensualizado se encuentran las/los enfermeras/os que, día a día, se enfrentan en condiciones más que difíciles al ‘enemigo invisible’.

Es curioso que, de ser estos los números correctos, ‘esto significa un enorme esfuerzo del municipio’. Quizás el esfuerzo tenga que ver con otra ecuación.

El mismo presupuesto establecía que para la Secretaria Rosana Núñez, en el mismo período, se gastaría $ 1.429.619,92, es decir, $ 3.916,76 por jornada. En este caso el aumento, si también le correspondiere a ella que ha estado en algunos de los programas municipales, sería de $ 391,67 diarios, más de lo que llevarán a sus hogares cuatro enfermeras. O quizás se referían al caso de Julián García, subsecretario de la misma cartera, para quien el presupuesto asignó para 2020 la nada desdeñable cantidad de $ 1.108.590,07, es decir, $ 3.037,23 por día. ¿Estarán incluidos ellos también en los aumentos y el bono?

Si lo estuvieran, ¿Es justo que el aumento sea el mismo para quienes enfrentan la posibilidad de contagio a diario por tratar a los enfermos de COVID-19 del Distrito que a quienes se contagian, sin explicar aún el por qué, pese a estar dentro de un despacho todo su horario de trabajo? Quizás la respuesta tenga que ver con que no siempre están solo en su propio despacho.

Surge además la duda sobre qué relación tiene este acuerdo con el Decreto Nº 379/20 firmado el pasado 23 de junio por el intendente municipal ‘por el que se estipulaba una bonificación al personal afectado a la emergencia sanitaria. Curiosamente o no, se incluía a ‘los agentes municipales que se encuentren afectados a prestar servicios considerados imprescindibles y tareas diversificadas,  en el marco del periodo que comprenda la emergencia sanitaria provocada por el Coronavirus- Covid-19, cualquiera sea su situación de revista en el plantel municipal – planta temporaria o permanente, personal superior y jerárquico -funcionarios-’ (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2020/08/08/hechos-no-palabras/). ¿Ese Decreto está vigente? ¿Se abonó en algún caso dicho aumento? Los empleados municipales consultados negaron haber percibido dicha bonificación, a los funcionarios no los pudimos consultar así que los consultamos desde aquí, ¿Nunca lo cobraron?

Es curiosa la cuestión del bono, puesto que se anuncia el pago del bono a empleados municipales que cuando debían haber recibido el bono dispuesto por el Gobierno Nacional no fueron incluidos, nos referimos a quienes realizan tarea de enfermería en los CAPS, como ya hemos expuesto en este mismo lugar (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2020/06/13/chacarereando/).

Además ‘se anunció, mediante un dialogo cordial, que a través del Ente de Desarrollo Zárate (ENDEZA), los trabajadores y trabajadoras activos, (que están trabajando desde el inicio de la pandemia), en cada una de las acciones municipales para hacerle frente al COVID-19, puedan acceder a un crédito con tasas de interés accesible, en caso de necesitarlo’, lo cual ya expone lo escasa de la recomposición salarial, pero además sería bueno conocer el balance de los créditos otorgados, puesto que no es un fuerte del ente, según la rendición que oportunamente estaba disponible en la página web del Municipio… y que ahora, curiosamente, ya no se encuentra disponible, otorgar micro créditos para los funcionarios públicos.

Pero la cuestión es que hay realidades que no se corrigen con dinero. La realidad es que muchos de quienes serían pasibles de recibir este aumento están trabajando bajo una presión inmensa, que lleva a algunos de los trabajadores a pedir licencia en el momento en que son más necesarios porque no cuentan con la contención precisa de los responsables del área, y eso no se consigue con dinero.

Los empleados públicos esperan el reconocimiento de sus superiores, y eso tiene, por ejemplo, un pedido concreto que hasta el momento ha sido desoído por los funcionarios públicos municipales. La posibilidad de trabajar 15 días de manera presencial y 15 días de manera remota, sin que se descuenten premios de asistencia por ejemplo, que son el 10% del básico, para poder descomprimir la presión a la que están sometidos y garantizaría que no haya un efecto cadena de contagios como ya ha ocurrido entre los trabajadores municipales.

No todos tienen la ventaja de trabajar en el Edificio de la Ribera. No todos tienen un barbijo N95 para protegerse.

Todos tienen miedo. Todos necesitan una recomposición, pero humana, no (solo) monetaria.

Y en este contexto se vuelven tan presentes aquellos versos del poeta mexicano Alejandro Filio que afirman que…

  • Siempre trata el hombre de curar sus males
  • siempre tanto vales, tanto curarás
  • vivo sigue el mal mientras el bicho exista
  • y corra el socialista tras del capital.

Porque como dijéramos hace ya más de dos años atrás (https://principedelmanicomio.wordpress.com/2018/07/23/el-corazon-no-cotiza-en-bolsa-pero-tiene-un-lugar-y-late-a-la-izquierda/), ‘Porque seguimos prefiriendo una mariposa al Rockefeller Center, porque se puede comprar una flor pero no que la flor florezca, porque se pueden comprar medicamentos pero no salud, porque se pueden comprar cosas para hacer pero no el tiempo para hacerlas, porque pese a todo y pese a todos, y fundamentalmente en tiempos de confusión como los que vivimos, tenemos que tener en claro que, como dice Oskar Lafontaine, ‘El corazón no cotiza en bolsa, pero tiene un lugar… y late a la izquierda’.’