Un método innovador no invasivo desarrollado por investigadores del Hospital Garrahan permitió medir en forma cuantitativa la presencia de grasa en el hígado (esteatosis) en niñas, niños y adolescentes. La técnica presenta ventajas sobre los métodos diagnósticos actuales porque es más preciso, más económico que una resonancia y permite una detección más precoz.
La validación de este método de diagnóstico para la esteatosis hepática se realizó a través de una investigación en la que participaron 174 pacientes y una inversión de 130.000 dólares en equipos de alta tecnología; de esta manera, el Garrahan se convirtió en el primer hospital pediátrico de Latinoamérica en realizar un estudio no invasivo que permite detectar en forma precisa la patología.
“En población pediátrica es muy importante el desarrollo de métodos de diagnóstico por dos motivos: el primero es que el método que se utiliza como gold standard para esta patología es la resonancia magnética que tiene un alto costo”, explicó a Télam-Confiar Esteban Dardanelli, jefe del servicio de Ecografía del Garrahan y especialista en Diagnóstico por Imágenes.
Y continuó: “Por otra parte, muchos de los estudios de diagnóstico requieren anestesia o sedación porque aunque no sean invasivos hay que inmovilizar al paciente y a veces es difícil que un niño o niña se quede quieto por un rato largo”.
La idea de utilizar este método, denominado Coeficiente de Atenuación (ATI) para el diagnóstico de esteatosis surge luego de que el equipo de Dardanelli ya había desarrollado un método de diagnóstico de características similares pero para la fibrosis hepática (elastografía).
“Nos propusimos entonces ver si se podía validar para diagnóstico de esteatosis y para eso buscamos una población control, es decir, pacientes que no tenían ningún riesgo de tener esteatosis y venían, por ejemplo, a hacerse una ecografía muscular; y otro grupo de riesgo (obesidad, sobrepeso, diabetes, etc.)”, describió el especialista.
En total se reclutaron 27 pacientes del grupo control y 147 del grupo de riesgo. “En todos evaluamos la esteatosis como se evaluaba antes (en forma cualitativa) y con el método que proponíamos con dos operadores que no sabían entre sí cuál era la medición que le había dado al otro”, describió.
Hasta ahora, la presencia de grasa en el hígado podía evaluarse de diferentes maneras: “Una es con una biopsia, pero no se puede indicar eso a todos los pacientes obesos o con sobrepeso porque es muy invasiva; entonces el gold standard -como decíamos antes- es la resonancia, pero además de ser costosa, aquí contamos con un sólo resonador por lo cual no hay disponibilidad de turnos amplia”, detalló.
Y continuó: “Entonces el diagnóstico se terminaba haciendo por ecografía comparando el brillo de la ecografía hepática respecto del riñón, los vasos portales y el diafragma; este método es una comparación visual, es cualitativo y depende mucho de la experiencia de quien realiza el estudio”.
Dardanelli explicó que el método del Coeficiente de Atenuación (ATI) permite un valor cuantitativo. El proceso para llegar a esos valores es el siguiente: “La onda de ultrasonido -que es lo que se utiliza en una ecografía- al atravesar el parénquima hepático (tejido) va perdiendo intensidad por absorción, calor y dispersión. Cuando el hígado está infiltrado por grasa, la atenuación de esta intensidad es mayor, y eso se puede medir con una medida que es decibeles, por metro, por segundo”.
Entonces, hay un valor de referencia de lo que es “normal” que se atenúe, y si ese valor es mayor se infiere que puede haber grasa.
“Nuestros resultados fueron consistentes entre las diferentes personas que medían a un mismo paciente y las ventajas de este método son varias: no es invasivo, no necesita anestesia o sedación como un resonador para que el pacientes no se mueva, y los resultados no depende de la observación del operador”, resaltó.
Y añadió que “otra ventaja es que pudimos detectar estadios tempranos de esteatosis que no eran detectados con el método cualitativo que se daba a través de la inspección visual”.
El principal factor de riesgo de esteatosis es la obesidad y el sobrepeso, una problemática altamente prevalente tanto en el país como en el mundo.
Según el Ministerio de Salud, de la población de más de 3 millones de niñas, niños y adolescentes de 0 a 18 años que se atienden en el subsector público de todo el país, el 34,5% presentó sobrepeso u obesidad en 2016.
“El tema de la esteatosis es que es silente, es decir, no presenta síntomas, y con el tiempo puede evolucionar a otras complicaciones en el hígado como la esteatohepatitis y eso puede llevar a una fibrosis hepática y posteriormente a una cirrosis”, señaló Dardanelli
Y concluyó: “En ese sentido, una detección temprana puede permitir revertir el cuadro en un niño, por ejemplo, a través de cambios de hábitos o de un tratamiento y en ese contexto, este método podría servir también para cuantificar la respuesta a esas acciones”.
POR NATALIA CONCINA (Télam)