El Malbec es sinónimo de vino argentino desde 1853

Importada hace 165 años atrás desde Francia, la cepa del vino Malbec encontró en la Argentina las condiciones óptimas para expresar todo su esplendor.

El Malbec comenzó a ser el vino argentino por antonomasia desde que el 17 de abril de 1853 se presentó un proyecto ante la Legislatura de Mendoza para fundar una Quinta Normal y una Escuela de Agricultura.

Las obras estuvieron a cargo del agrónomo francés Michel Aimé Pouget, quien fue el pionero en traer este varietal de uva para mejorar la vitivinicultura local.

Matías Prezioso, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers, contó que en más de una década de trayectoria en la industria vitivinícola “le es difícil estandarizar los criterios y características del malbec porque depende mucho donde esté plantado, la región, el clima y las condiciones en bodega, entre otros factores”.


 

Vista: El Malbec presenta un color rojo profundo, rubí intenso con matices violáceos o azulados que puede llegar a parecer casi negro, durante los dos primeros años estos colores están definidos por el rojo cereza o rojo guinda, luego se vislumbran matices bordó.

Olfato: Los vinos Malbec en nariz son florales y frutales (frutas salvajes y frutos secos). Dentro de los aromas principales podremos encontrar guindas, ciruelas, café, chocolate, cuero, trufa, vainilla, uvas pasas, entre otros. La vainilla aparece cuando pasa por barricas de roble.

Sabores: Los vinos Malbec son cálidos, suaves y con taninos dulces muy agradables. A la boca pueden apreciarse sabores a mermelada de ciruela, dulce de guinda, chocolate, frutas secas, vainilla y gustos balsámicos. Suele haber notas herbáceas cuando el cepaje no es cosechado en su óptima maduración lo que suele determinar un gusto amargo. Cuando se añeja en botella aparece el tabaco, la pimienta, canela o cuero.


Maridajes:

El Malbec es ideal para acompañar:

• Carnes rojas
• Quesos duros
• Pastas con salsa de tomate
• Carnes a la parrilla