Con la fortaleza de haber sobrevivido a mil y un desafíos, desde la hiperinflación hasta quedar reducido a una sola carpa embargada dentro de un parque clausurado, y luego de verse obligado a un parate por la pandemia de coronavirus, el Circo Rodas sigue atrayendo al público con aguas danzantes, acróbatas aéreos, malabaristas y payasos.
El Rodas, el más grande y más antiguo de los circos argentinos que siguen en funcionamiento, está cumpliendo 40 años este 2022 con la magia intacta y la fortaleza de haber sobrevivido a mil y un desafíos, desde la hiperinflación hasta la prohibición de números con animales, desde quedar reducido a una sola carpa embargada dentro de un parque clausurado hasta verse obligado a un parate por la pandemia de coronavirus.
“El circo persiste porque es el único espectáculo en vivo que se traslada a tu ciudad, a tu barrio y se queda por meses. Imaginate cuando llegamos a Jujuy, ver todo este despliegue en un terreno que la gente estaba acostumbrada a ver como baldío. Pasar y ver este pequeño barrio armado te da curiosidad, una necesidad de ver realmente qué hay acá adentro”, dijo a Télam Marcelo Lanza, productor general del Circo Rodas.
“Y luego empezamos las funciones y comienzan las recomendaciones boca a boca porque lo que damos de espectáculo es más de lo que pagás de entrada, y entonces lo que iban a ser seis semanas se transforman en ocho ó 14, dependiendo de cómo nos vaya”, agregó.
En definitiva, el circo sigue atrayendo al público porque su magia no se restringe al escenario, sino que está inscrita en forma de vida nómade de la familia circense e incluso se hace presente ni bien uno ingresa a ese enorme y colorido teatro de lona, que es la carpa principal.
“Si vos hacés este mismo espectáculo adentro de un club, un gimnasio o el Luna Park, no te genera lo mismo; la carpa es un entorno que te predispone distinto y entrás en un clima que te hace valorar el doble lo que está arriba del escenario”, contó.
“El circo persiste porque es el único espectáculo en vivo que se traslada a tu ciudad, a tu barrio y se queda por meses. Imaginate cuando llegamos a Jujuy, ver todo este despliegue en un terreno que la gente estaba acostumbrada a ver como baldío. Pasar y ver este pequeño barrio armado te da curiosidad, una necesidad de ver realmente qué hay acá adentro”Marcelo Lanza, productor general del Circo Rodas
Estacionado en Crovara y General Paz, en la localidad bonaerense de La Tablada, desde fines de junio, el Circo Rodas ofrece funciones de jueves a domingo de un espectáculo que incluye el famoso globo de la muerte, aguas danzantes, acróbatas aéreos, malabaristas, payasos, lanzacuchillos, motociclistas voladores y coreografías con 20 bailarines en escena.
En total, 261 personas viven de y en el circo, contando los 147 familiares y los 114 empleados, entre los que hay dos trapecistas que vienen de trabajar con el Cirque du Soleil y los payasos chilenos Cachipuchi y Chuchoca, padre e hijo en la vida real.
“Yo venía solamente por tres meses a trabajar al Rodas y ya llevo seis años, la verdad que encantado porque en cada función recibimos un cariño inmenso y viene gente adulta con muchos recuerdos que te dice ‘yo venía cuando era pequeño'”, aseguró a Télam Cachipuchi, un joven de 19 años que es “quinta generación de circo por parte de mi mamá y sexta por parte de mi papá”.
Otro es el caso de la primera bailarina Cintia Serein, que se incorporó al circo hace cinco años desde “la vida estable”.
“Cuesta un poquito al principio adaptarse (a la vida nómade del circo) y para mí lo más difícil es estar lejos de los afectos; esto de estar cuatro meses afuera y no ver a los seres queridos o verlos por videollamada. Pero sacando eso es una experiencia muy linda que me está dando la posibilidad de conocer lugares hermosos del país”, dijo Serein, quien es hija del fallecido cantante “Pocho” La Pantera y de la vedette Norma Serein.
El Rodas fue creado por Miguel Ángel Percudani quien en julio de 1982 cumplió su sueño de tener su circo, después de haber aprendido del rubro trabajando con su tío y de una primera experiencia a menor escala -pero también propia-, el Circo Imperial.
Durante su primera etapa con este propietario, el circo conoció momentos de gloria con más de 200 empleados y grandes figuras del espectáculo en sus escenarios como Pipo Pescador, Carozo y Narizota, Flavia Palmiero, El Pato Carret, Raúl Portal, El mago Emanuel, Bicho Gómez y Flavio Mendoza, entre otros; pero también de zozobra e incertidumbre como la hiperinflación.
“Llegó un momento que vos llenabas el circo pero después te llegaba la boleta de la luz y no podías pagarla pero tampoco aumentar mucho el ticket porque no te venía la gente”, relató Lanza.
Bajo vientos más favorables, el Rodas fue pionero en transformar el circo tradicional en un verdadero music hall con más de 30 bailarinas profesionales y un soberbio vestuario que se lucía a lo largo y ancho del país.
Con la siguiente gran crisis económica, la de finales de los años ’90 y comienzos de los 2000, el Rodas casi desaparece para siempre después de permanecer meses en un Parque Sarmiento clausurado y con su carpa embargada.
Sin posibilidad de trabajar, los empleados fueron abandonando el circo hasta que a mediados de 1999 quedaban sólo un par de ellos viviendo en el lugar, según daba cuenta la prensa de la época.
“El circo estuvo cerrado casi un año y medio y ahí lo adquirió el actual dueño, Jorge Ribeiro Soares, que tardó unos ocho meses más hasta poder preparar una estructura digna para el regreso, porque del circo Rodas lo único que quedaba es el nombre”, evocó Lanza.
Recuperado su antiguo esplendor, en el 2004 tuvo que desprenderse de las palomas y conejos, en virtud de la ley 1.446 de la Ciudad de Buenos Aires.
Nueve años antes, el Rodas ya había cedido al zoológico porteño su célebre elefanta Mara que en 2020 fue trasladada a un santuario de Brasil.
En 2020, el aislamiento por la pandemia encontró al circo listo para estrenar en la localidad bonaerense de Berisso, donde permaneció un año sin poder abrir, con sus trabajadores utilizando los camiones para hacer fletes y vendiendo pochoclos, muñequitos y algodones de azúcar por los barrios para subsistir.
Cuando fueron habilitados para reabrir el 26 de marzo del 2021 en Rosario, tuvieron que cerrar un mes después por la segunda ola de Covid-19 y esperar hasta el 13 de julio para retomar el espectáculo.
Hoy el circo ofrece un show completamente renovado, con un staff de artistas en permanente recambio por la calidad de sus performances que los hacen apetecibles para circos del exterior.
POR MARÍA ALICIA ALVADO (Télam)