Promulgada este año, constituye una medida clave para evitar riesgos de vida. El suministro eléctrico constante y a bajo costo permite proteger a los establecimientos, aunque también suma en consideración a la internación domiciliaria. Este aspecto favorecería a la no hospitalización y a dar respuestas tan prácticas como necesarias.
La Ley de Electrodependientes, promulgada en el mes de Mayo, beneficia con un tratamiento tarifario especial gratuito a los pacientes de todo el país que “requieran de su suministro eléctrico constante y en niveles de tensión eléctricas adecuados para poder alimentar el equipamiento médico prescripto por un médico matriculado y que resulte necesario para evitar riesgos en su vida o su salud”, según explica el Dr. Raúl Muda.
El beneficio de esta ley no sólo alcanzaría a los pacientes electrodependientes y a su entorno más cercano, “sino además al sistema de salud en su conjunto y a todos nosotros como beneficiarios”, destaca el Dr. Muda, quien es fundador y director del Grupo Medihome y agrega: “Esto es así debido a una cantidad creciente de pacientes que necesitan tratamiento médico complejo, una población que se viene incrementando dado el aumento de la expectativa de vida en los últimos años, lo que impacta directamente en la demanda de camas de internación”.
Las estadísticas hablan por sí solas. La expectativa de vida ha venido aumentando en forma progresiva en las últimas cuatro décadas en casi todos los países del mundo. Entre los años 2000 y 2015 ha subido un promedio de 5 años.
“La mayor sobrevida debido al avance de los conocimientos científicos es un logro muy importante y abarca a todas las edades, desde el nacimiento hasta la ancianidad”, explica el especialista, aunque hace la siguiente aclaración: “Como contracara, el número de pacientes que padecen secuelas y necesitan tratamiento médico complejo también se incrementa. Esta situación impacta fuertemente sobre el sistema de salud de una nación y obliga a una urgente adaptación de los recursos para dar respuesta satisfactoria a las necesidades de éste nuevo conjunto de pacientes: niños, adultos y ancianos que tendrán una importante dependencia del sistema sanitario debido a sus secuelas”.
Ejemplos paradigmáticos de esta problemática son, entre los adultos, las secuelas de ataques cerebro-vasculares (ACV), de accidentes viales, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la diabetes, la hipertensión arterial, enfermedades neuromusculares. Mientras que entre los niños, se puede considerar el mayor índice de sobrevida de los prematuros extremos, enfermedades congénitas y diversas afecciones neuromusculares que requieren apoyo ventilatorio mecánico, entre otras.
Muchos enfermos que en la actualidad están internados en diferentes instituciones de salud podrían recibir atención personalizada en su propio hogar, con innegable beneficio para él y toda su familia, aliviando la ocupación hospitalaria y disminuyendo costos sanitarios y personales.
Los servicios existentes de internación domiciliaria, tanto públicos como privados, se ocuparían de proveer todo lo necesario para el tratamiento del enfermo; ya se trate del recurso humano: médicos, enfermeros, kinesiólogos, psicólogos; como del físico: monitores de presión arterial, monitores de frecuencia cardíaca, respiradores, equipos de CIPAP. La “teleasistencia”, comunicación audiovisual permanente entre la central del efector de salud y la casa del enfermo, está siendo utilizada con excelentes resultados en algunos países.