Ocurrió en una institución de Tandil. Desde el sábado se pueden realizar estas visitas a la distancia. Uno de los sitios más afectados por el coronavirus son los geriátricos: allí, a raíz del confinamiento de los abuelos y la circulación de personal de salud, se generaron los primeros grandes “picos” de contagio.
Ahora, cuando en el interior comenzaron a abrir algunas actividades y “aflojan” las restricciones, un geriátrico de Tandil encontró una forma muy original de reencontrar a los abuelos con sus hijos y nietos.
Se trata de “Reminiscencias”, que decidió instalar unas mangas de plástico que les permiten a los visitantes, que desde el inicio de la pandemia tienen restringido el ingreso, abrazar a sus familiares manteniendo las medidas de higiene.
El “invento” de la propietaria de la residencia, Anahí Soulié, consiste en un panel de plástico duro con cuatro agujeros. Tanto los visitantes como los residentes se colocan en sus brazos un material descartable, colocan sus brazos en los orificios y así se dan un abrazo en “modo distanciamiento”.
“Con esto, ellos están contentos, les cambió la cara, el humor. Veníamos de tres meses de aislamiento y ellos sin ver a la familia, solo a través de un vidrio y muchos de ellos no entienden que la ventana no se podía abrir. Estoy muy contenta por ellos”, indicó la propietaria a medios locales.
(DIB)