Este sábado, desde las 19.30, se llevará a cabo en el local de Cerca, ubicado en Hipólito Yrigoyen 453, la presentación del libro “Gobernanza en gobiernos locales” del politólogo Guillermo Colella. Las reformas estructurales y la descentralización implementadas en la Argentina durante la década del 90, devinieron en nuevas funciones para los gobiernos locales que no fueron acompañadas con una mayor transferencia presupuestaria para que los municipios puedan solventarlas.
Explica el autor “El libro es una parte de mi tesis de maestría, la cual estaba enfocada a los gobiernos de la segunda sección electoral de la Provincia de Buenos Aires, mientras que este libro está orientado a todas las secciones electorales y municipios de la Provincia. La gobernanza en los gobiernos locales es un tema de investigación poco trabajado desde la academia, que se enfoca siempre más en gobiernos nacionales y provinciales. Lo poco que se trabaja en gobiernos locales, siempre se trabaja hacia el conurbano y no hacia ciudades del interior como en este caso”. ésta obra de Colella dispara una serie de interrogantes sobre el rol de ordenador político del Estado local, qué se entiende por gobernanza en los gobiernos locales y qué indicadores son adecuados para medir el grado de uso del modelo de gestión de gobernanza en los municipios de la Provincia de Buenos Aires.
“Cuando hablamos de gobernanza hablamos de democracia. Es importante entender que la democracia no termina en el acto electoral de los ciudadanos sino que continúa en el proceso participativo de políticas públicas, de actos de gobiernos y demás”, sostiene y agrega: “Los Estados locales son la parte del Estado que está más cerca de la ciudadanía, en cuanto a la praxis democrática y el vivir de todos los días. Un Estado local puede ser muy eficiente, pero puede ser solo un ente de gerenciamiento que maneja recursos públicos sin consultar con la ciudadanía y sin trabajar con ella. El Estado tiene un rol de ordenador político aparte de administrar la cosa pública”.
Para el autor, en este rol de ordenador político el Estado también debe generar todo el tejido social entre las distintas instituciones, los ciudadanos, sector público y sector privado de una localidad.
En ese sentido, sostiene: “Si el Estado no consulta a las instituciones intermedias, al sector privado y a la ciudadanía, se vuelve simplemente un mero actor gerencial; pero si logra todas esas articulaciones y fomenta ese tejido social realmente se convierte en un ordenador político que lleva a que la gente participe democráticamente, lo cual es lo más sano para cualquier comunidad”.