Se trata de un pequeño animal de unos 237 millones de años, descubierto en el Parque Nacional Talampaya. Los expertos explican por qué se trata de un hallazgo fósil clave, en búsqueda de entender los procesos evolutivos, y también cuentan los secretos que se esconden detrás del bautismo de la especie.
Como si fuese una experta guardiana, la Tierra esconde, en sus entrañas, viejos tesoros de tiempos paleontológicos, de escalas temporales que los seres humanos podemos medir, pero difícilmente dimensionar en su totalidad. Y, de tanto en tanto, algunos de los secretos de las viejas eras ven nuevamente la luz. Recientemente, un grupo de paleontología argentino dio cuenta de una nueva especie vinculada al origen de los mamíferos, que vivió hace unos 237 millones de años en lo que hoy es el Parque Nacional Talampaya, en la provincia de la Rioja.
El descubrimiento es clave, pues arroja más luz al linaje que luego originaría a los distintos grupos de los mamíferos. “Es una nueva especie de lo que se conoce como cinodonte probainognatio. Era un ‘bicho’ pequeño, no mayor a una comadreja actual. Fue un primo lejano de los mamíferos y, aunque no era parte de este grupo, ya poseía numerosos rasgos mamalianos, como un paladar óseo bien desarrollado y dientes complejos”, comenta Agustín Martinelli, investigador del CONICET e integrante del equipo, en diálogo con la Agencia CTyS-UNLaM.
Martinelli agrega que estos cinodontes “se diversificaron previamente al surgimiento de los dinosaurios”, mientras que “los mamíferos que conocemos hoy en día tuvieron su auge recién después de la extinción de los grandes dinosaurios del Mesozoico”.
El animal en cuestión, cuya descripción fue publicada en la prestigiosa revista The Anatomical Record, fue bautizado como Riojanodon nenoi, que significa “diente de La Rioja”. “Del Riojanodon encontramos restos de las mandíbulas y dientes. Es algo bastante peculiar lo de este extinto animal, porque es una forma de dentición herbívora dentro de un grupo que era principalmente carnívoro. De alguna forma, se ‘abrió’ una rama de ‘herbivorismo’ en esta línea evolutiva”, explica Martinelli, integrante del equipo Archosaur Research Group (ARG) y de la Asociación Paleontológica Argentina (APA).
El nombre nenoi, por su parte, homenajea a Roberto “Neno” Narváez, guardaparque del Parque Nacional Talampaya y actor clave en las campañas paleontológicas en esa región.
“Hace más de diez años que trabajamos en esta zona. Personas como ‘Neno’ son importantísimas porque conocen al territorio como la palma de su mano –valora el investigador del CONICET y paleontólogo-. Imaginate que acá no hay caminos ni nada marcado, pero, como un baqueano experto, él nos va diciendo en qué lugar están las rocas de distinto color –y, por lo tanto, antigüedad-, como ningún mapa lo describe”.
Un puente a lo largo del océano y del tiempo
Cuentan también los investigadores que el hallazgo, además de aportar nuevas pistas en términos evolutivos, ofrece más evidencia de cómo la fauna prehistórica de Sudamérica de esa época se condice con la del sur de África, comprobando que ambos territorios estaban unidos hace unos cuantos millones de años.
En términos de tiempo, el Riojanodon vivió durante el período Triásico, entre unos 237 y 236 millones de años atrás. No llegó a convivir con los dinosaurios, aunque sí con sus predecesores. Los restos fósiles de este animal fueron encontrados a partir de trabajos de campo realizados entre 2014 y 2022 en la Formación Chañares, una de los depósitos de rocas continentales triásicas más rica en contenido fósil de América del Sur. Debido a su abundancia y diversidad, los especímenes hallados en esta formación constituyen uno de los mejores registros de tetrápodos – grupo de los vertebrados que tienen dos pares de extremidades- del Triásico Medio-Superior.
“Las primeras campañas realizadas por el grupo de ARG datan de mayo de 2011. Recién en septiembre de 2014 encontramos el cráneo, en el campo en la Formación Chañares”, cuenta la investigadora Julia Desojo, quien coordinó los trabajos de campo al Parque Nacional Talampaya.
Desojo, científica del CONICET y presidenta de APA, agrega además que este trabajo “es uno de los tantos donde mostramos el trabajo interdisciplinario que realizamos, entre geólogos, paleontólogos, técnicos y becarios, tanto locales como internacionales”.
“Estos fósiles que presentamos son solo una mínima muestra del potencial paleontológico de nuestro patrimonio que debemos cuidar y difundir entre todos- repasa Desojo-. Para ello, estamos tanto los cultores de la paleontología como las autoridades provinciales y nacionales y la APA, que conecta a todos los activos sobre la paleontología nacional”. Tal es la producción paleontológica de ARG que, en estos días, también sacaron un estudio sobre otro animal de la época. Aunque esa…esa es otra historia.
El trabajo científico fue liderado por el doctor Agustín Martinelli, de la Sección Paleontología de Vertebrados del MACN y cuenta con la participación del doctor Martín Ezcurra, del licenciado Juan Escobar y de la doctora Belén von Baczko, también de dicha institución; del doctor Lucas Fiorelli y el doctor Martín Hechenleitner del CRILAR (Anillaco, La Rioja); del doctor Jeremías Taborda del CICTERRA (Córdoba) y de la doctora Julia B. Desojo (CONICET-Museo de La Plata), quien coordinó los trabajos de campo al Parque Nacional Talampaya y coordinadora de ARG.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)