Comer o no comer, esa es la cuestión. En lo que hace al pan, el negro está elaborado con granos enteros molidos, harinas integrales de trigo, centeno, cebada, avena o salvado, aunque hay que estar atentos, ya que muchas veces también participa la harina blanca de trigo para poder obtener una mejor panificación.
El negro también brinda un aporte de vitaminas del grupo B mucho más importante que el blanco. Según mediciones de 2018, en el país el consumo de pan ronda los 72 kg anuales per cápita, justo detrás de Chile, que se lleva el primer puesto de América Latina, con un consumo de 86 kg anuales por persona, y el blanco sigue siendo el predilecto a la hora de comprar.
Silvia Tasat, miembro de la Sociedad Argentina de Nutrición, agrega que el beneficio del pan negro consiste en su preparación: “Al estar elaborado con grano entero y harinas integrales, es mucho más saludable. Da más saciedad por la fibra que contiene, por esa razón no se digiere tan rápidamente y no genera tanta adicción”.
Es decir que la idea de que el pan negro es mejor que el blanco no es más que un mito.
Fuente: La Nación