ESPACIOS DE VIAJES: nos vamos a “Puno” que es leyenda, islas y mucho color

puno1Sobre la meseta andina, Puno, una ciudad algo caótica, está dominada por la presencia del espectacular Lago Titicaca, lugar sagrado de los Incas y poblado de islas naturales y artificiales del Perú.  Fundada en 1668 por el Virrey Conde de Lemos para poner fin a los problemas de posesión de las minas de plata de Laicacota de los hermanos Gaspar y José Salcedo, posee sitios arqueológicos prehispánicos de construcciones circulares llamadas desde su origen chullpas, que atraen el turismo cada año.

Este pueblo orgulloso de su pasado quechua y aymara de tradición folclórica que se desborda cada año en danzas y ritos durante la Festividad Virgen de la Candelaria, encuentra en el Titicaca, el lago navegable más alto del mundo, un imán para los viajeros que llegan hasta aquí. Con paisajes de indescriptible belleza, la región ha sido el origen y cuna de grandes civilizaciones prehispánicas como la Tiahuanaco, los Collas y los Lupacas y de la mítica leyenda de Manco Cápac y Mama Ocllo quienes emergieron de sus aguas y marcharon hacia Cusco para fundar la capital del imperio de los Incas.

Aunque la mayor parte de los visitantes llegan a Puno para visitar las islas del Titicaca, la ciudad tiene atractivos para disfrutar de un par de días. Obviamente la Plaza de Armas es el punto de partida, porque en torno a ella se encuentran los pocos vestigios que de la era colonial que se conservan, como la Catedral. Construida en advocación a la Virgen Inmaculada Concepción, en el siglo XVII, el templo es una muestra del barroco mestizo. La fachada fue esculpida por el alarife peruano Simón de Asto, la misma que presenta relieves labrados en granito, con predominio de motivos andinos.

Otro punto de interés es el Balcón del Conde de Lemos, un balcón esquinero colonial en una casona donde una vez pernoctó el Virrey que fundó Puno y que es anterior a la Catedral. Actualmente funciona en el lugar la Dirección Desconcentrada de Cultura de Puno y cuenta con una Galería de Arte.

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Otro lugar fotogénico y de paseo es el Arco Deustua, de 1847, un monumento construido en piedra labrada por el pueblo puneño en memoria de los patriotas que lucharon por la Independencia del Perú. Mientras que el Templo San Juan Bautista, con rasgos de la época Republicana con un frontis ojival francés, tiene en su interior la venerada imagen de la Virgen de la Candelaria, patrona de Puno, cuya festividad se celebra cada 2 de febrero.

Los interesados en la historia deben visitar el Museo Municipal Carlos Dreyer, lugar de exhibición de piezas de cerámica, oro, plata, textiles, esculturas líticas preincas e incas, objetos de la época colonial y republicana. En sus ocho salones, conserva una colección numismática y documentos de la fundación española de la ciudad de Puno.  Mientras que el Museo Naval atrapa con su exposición sobre la navegación de máquinas de hierro en el lago Titicaca. También se encuentra documentación de la historia marítima, como el origen del lago desde las épocas incaicas, colonial, independencia, contemporánea, hasta nuestros días.

A cuatro cuadras de la Plaza de Armas, hacia el oeste, se llega al Cerro Huajsapata. Allí hay un mirador natural desde donde se puede contemplar la ciudad y el lago Titicaca. En la cima se encuentra un monumento a Manco Cápac, fundador del Imperio Inca. Se dice que en el cerro existen cavernas por las que discurren caminos subterráneos que comunican Puno con el templo de Qoricancha, en la ciudad del Cusco.

Aunque si de mirador se trata, muchos optan por llegar hasta el llamado Kuntur Wasi, ubicado al sureste de la ciudad. Los viajeros pueden acceder a este sitio privilegiado por la carretera o subir 620 escalones que lo llevarán a la base del monumento construido en honor al cóndor andino. El premio a ese esfuerzo es una vista es impresionante. Pero hay una vista más alta por descubrir. Se trata del mirador Puma Uta, a 3815 metros de altura, donde un dique artificial permite a los viajeros tener una postal de punta a punta sobre la bahía de Puno, a lo largo del Lago Titicaca.

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Salir a navegar

El Titicaca, el lago navegable más alto del mundo (a 3.810 metros sobre el nivel del mar) y con una profundidad máxima de 283 metros, es un sitio fundamental para el origen andino, ya que allí se ambienta el mito fundacional Inca. Según el mismo, el Dios Inti hizo salir del lago a sus dos hijos, Manco Cápac y Mama Ocllo para organizar una civilización allí donde los hombres vivían como salvajes, de la caza y la recolección. Inti les proporcionó una vara de oro y les dijo que donde se hundiera suavemente sobre la tierra, allí deberían fundar su Imperio, lo que sucedió en Cusco.

El lado peruano, ya que se comparte con Bolivia, está poblado de diversas islas, entre las que destacan las naturales Amantaní, Taquile, Tikonata, Suasi, Soto y Anapia. Además están las artificiales islas flotantes de los Uros. Posee especies nativas que son cotizadas por su alto valor nutricional, como la trucha y el pejerrey.

Justamente la más llamativa es la isla de los Uros, un enigma aún no resuelto. Para algunos migraron desde la Polinesia, mientras que otros investigadores los vinculan con una etnia de origen arawak, que hace mil años escapó de la Amazonía tras disputas territoriales y desarrolló las islas flotantes como un refugio perfecto de sus enemigos. En la actualidad, en algunas islas hay iglesias, escuelas, y hasta corrales para criar aves y chanchos.

Los alrededor de 90 islotes amarillentos en los que estos habitantes levantan sus casas están construidos con un tipo de junco llamado totora que crece en el agua. Los Uros recolectan sus raíces cuando salen a flote, en la época de lluvia, cortan grandes bloques y los van uniendo hasta que forman una isla flotante que puede perdurar hasta 23 años. En cada isla conviven entre cinco y siete familias; cada una tiene un presidente y hay un jefe máximo para todas ellas. Subsisten gracias a la caza y la pesca que luego venden o cambian en el mercado de Puno, aunque además realizan hermosos y coloridos bordados y artesanías de totora que venden a los turistas que les visitan.

puno4Aunque el modo de vida sigue siendo tradicional, junto a algunas de las casas pueden verse pequeños paneles solares que les proporcionan unas tres horas de electricidad por las noches. Y para evitar incendios cocinan al aire libre sobre totora húmeda, aunque también cuentan con unos pequeños hornos de gas que utilizan en el interior de las cabañas cuando llueve. El viajero suele conocer el lugar a través de excursiones y puede quedarse en algunos de los islotes, ya que la mayoría están destinados al turismo.

A 30 kilómetros de Puno está la isla Taquile, de 6 km2 y unos 2000 habitantes. Con vestigios que proceden de la época pre Inca, es famosa por su comunidad de tejedores. Se caracteriza por la amabilidad de sus pobladores, quienes todavía mantienen tradiciones, costumbres y vestimenta a la época antigua. Durante la colonia y hasta los primeros años del siglo XX, el lugar fue utilizado como prisión política, pero a partir de 1970 la isla pasó a ser propiedad exclusiva de los taquileños, que destacan por sus laboriosos y finos textiles de colores fuertes, que reflejan su forma de vida.

Otra buena opción para acercarse a las tradiciones es la Isla Amantanti, de casi 10 km2. La isla está dividida en diez comunidades, cuyos pobladores se dedican especialmente al cultivo de papa, maíz, oca, quinua, habas y arvejas. Y su artesanía más representativa está constituida por la textilería y el tallado en piedra.  En la parte alta se encuentran dos picos elevados “Pacha Tata” y “Pacha Mama” en los que se pueden observar restos arqueológicos, centros de adoración y culto.

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Dos imperdibles para agendar

CHUCUITO. A 18 km al sur de Puno, este poblado es conocido como la Ciudad de las Cajas Reales, por ser centro de recolección de impuestos durante la colonia. Destacan los templos de Santo Domingo y Nuestra Señora de la Asunción, de estilo renacentista (siglo XVI). Se puede hacer un recorrido por el Sitio Arqueológico de Inca Uyo o realizar pequeñas caminatas por la Piscicultura y observar el proceso de desarrollo de la trucha.



JULI. También conocida como la Roma del Altiplano, por haber sido el centro de evangelización más importante del sur de Perú, fue fundada en 1554, y es famosa por sus imponentes iglesias en estilo barroco mestizo, como la de San Juan de Letrán, o San Pedro Mártir. El desarrollo artístico y cultural se incrementó con la presencia del famoso pintor italiano Bernardo Bitti, que pintó muchos lienzos que fueron repartidos por los templos del altiplano.