Coloridos cerros que estriban en la cordillera, conforman el marco escenográfico perfecto para las cabalgatas que desde una chacra ubicada en la entrada de Esquel, parten hacia el Valle Chico y Nahuel Pan. Se trata de excursiones familiares, en las que el contacto natural se impone sobre el frenético ritmo de la rutina.

Desde hace una década y media, una familia sostiene esta iniciativa en la Chacra Los Álamos, a siete kilómetros de Esquel, en la entrada a la ciudad sobre la Ruta 259. Arriban cada año cientos de visitantes, motivados por recomendaciones que se transmiten de boca en boca. El paraíso de diversidad de flora y fauna de esta zona de transición entre el bosque andino patagónico y la estepa, exulta ante el paso acompasado de los caballos.

No hay edad límite para estos paseos, sólo el deseo y las ganas de aventurarse a una manera distinta de conocer Esquel y alrededores. El caballo, animal compañero de la vida del hombre y la mujer de la región desde tiempos ancestrales, noble se entrega a servir de guía. El paisaje se vuelve cercano entre las conversaciones que se tejen a paso de caballo en los circuitos de una, dos horas, medio día, jornada completa. A la distancia, inmensa la cordillera se expande y con los colores de la mañana y de la tarde, cobra dimensiones inimaginables.