Lo alertó la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. El impacto más fuerte será en la cadena de la soja. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires estimó que se perderán US$ 14.000 millones en exportaciones por la grave sequía que viene sufriendo el país desde el invierno de 2022, que afectaron las producciones de trigo, soja y maíz. Así lo señaló la entidad en el marco de un webinar donde participaron el economista Ramiro Costa y la jefa de Estimaciones Agrícolas de la entidad, María Cecilia Conde.

Un campo en plena etapa de cosecha. (Argentina.gob.ar)

La entidad ha proyectado una cosecha de 38 millones de toneladas en soja, 44,5 millones de toneladas en maíz y 3,9 millones de toneladas en girasol. Sin embargo, con un agravamiento de las condiciones se podría caer a 34,5 millones, 37,8 millones y 3,7 millones de toneladas, respectivamente.

Al respecto, Conde señaló que la falta de reservas hídricas y de humedad superficial ha condicionado el avance de la siembra, principalmente en el centro del área agrícola, dejando afuera 900 mil hectáreas de soja y maíz en la campaña actual. Respecto al área ya implantada, se han visto fuertemente afectados los maíces tempranos –con mermas de hasta un 40%- y la siembra de soja de segunda.

Cerrada la ventana de siembra de soja y donde se están definiendo rendimientos en el 31% del área implantada, la entidad estima 38 millones de toneladas, 10 millones de toneladas menos de producción que las proyectadas inicialmente.

El maíz, por su parte, se han reducido las estimaciones de producción en 5,5 millones de toneladas respecto a las estimaciones iniciales y ahora proyectan 44,5 millones de toneladas. De todos los cultivos de gruesa, el girasol es el que menos impacto negativo presenta.

Con respecto a la cosecha de trigo, se registró una merma de la producción del orden del 45% con relación a la campaña previa y descendió a 12,8 millones de toneladas obteniéndose los rindes más bajos desde 2008/09.

En este contexto, el economista Costa resaltó los impactos económicos resultantes. Destacó que se comienzan a ver señales de mejoras en algunas variables económicas mundiales, la reapertura de China, y la continuidad del acuerdo de granos en el Mar Negro que, aun cuando los stocks están ajustados y los precios se encuentran en niveles altos, no lo están en los máximos registrados.

Costa señaló los impactos sobre la cadena triguera proyectando una caída en la exportación del orden del 55% con relación a la campaña pasada, lo que implica US$ 3.000 millones menos, y una caída del 36% en aporte al producto bruto. En maíz, se espera una reducción de las exportaciones del 21%, es decir, una caída de US$ 2.160 millones menos, con US$ 3.600 millones menos de aporte a la economía.

Dada la importancia de la cadena de soja, los impactos en ésta son los que mayor peso tienen. La menor producción reduce el producto bruto sojero en US$ 5.800 millones con relación a la campaña pasada (26%), una caída en las exportaciones de US$ 4.500 millones y la recaudación se vería afectada en US$ 2.300 millones.

En suma, los impactos que tendría la sequía sobre el aporte del sector en la “foto actual” son de una caída interanual de US$ 12.245 millones en el producto bruto agroindustrial (23%); una reducción de las exportaciones de casi US$ 10 mil millones (3%) y caída en la recaudación del 19%, es decir, de US$ 3.314 millones. No obstante, señaló que el impacto podría ser aún mayor si no se normalizan las precipitaciones en lo que resta de la campaña y se vuelve real el riesgo de tener heladas tempranas, dados los retrasos que ha tenido el avance de la siembra. Así, se podrían perder exportaciones por US$ 14.000 millones.

Por último, Costa enfatizó que estos escenarios climáticos ponen de relieve la importancia de tener políticas públicas que acompañen al sector. Si se busca una rápida recuperación de la actividad agroindustrial, se precisarían medidas que apunten hacia una disminución de la presión impositiva, con una rebaja gradual de los derechos de exportación, mejoras de la infraestructura, en el financiamiento, desarrollo y adopción de tecnología, y acceso de nuestros productos a los mercados internacionales.

(DIB)