Los faltantes de energía actuales agudizan la necesidad de Argentina respecto a la importación de gas y electricidad. El invierno crudo agravó la situación y la industria ya está enfrentando sus parates. Terminar los proyectos claves en infraestructura energética es la principal urgencia, según los expertos.

Además del Gasoducto Néstor Kirchner y las represas de Santa Cruz, se necesitará la Reversión del Gasoducto Norte.

Durante uno de los otoños más fríos de los últimos años, las industrias enfrentarán cortes de gas. Fue a partir de un pedido del Gobierno para evitar que haya apagones o faltantes de energía eléctrica. La “demanda prioritaria” (hogares y comercios), a la que no se le puede cortar el gas, está utilizando entre 75 y 80 millones de metros cúbicos (m3) diarios, cuando en mayo habitualmente usa 45 millones, según datos del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas).

Al mismo tiempo, el Gobierno ya está importando energía de Bolivia, Paraguay, Brasil y Uruguay para abastecer los picos de demanda. Según Cammesa, al menos 7% de la energía eléctrica volcada al Sistema Interconectado Nacional en los últimos días provenía de países limítrofes. La empresa estatal licitó de urgencia la compra de 12 cargamentos de fueloil y gasoil para hacer frente a este problema. Serían 20 en total los barcos a adquirir.

Por último, la problemática llegó también al suministro habitual de las estaciones de GNC de todo el país. El corte total de cientos de estaciones de servicio obligó a un fuerte parate del transporte comercial. El motivo principal fue la demora en la descarga de un buque de GNL de Petrobras por problemas en los trámites de pago, pero el Gobierno tomó medidas para priorizar el consumo residencial. Los usuarios de estaciones que tenían contratos interrumpibles o que habían contratado el servicio en firme, quedaron sin combustible.

“Recién hacia el viernes o sábado se va a conseguir cargar los tanques de gas”, advirtió Oscar Olivero, vicepresidente de la Cámara de Expendedores de Gas Natural Comprimido (GNC). En declaraciones a Radio Con Vos, Olivero explicó que esta medida se toma para priorizar el abastecimiento de gas a hogares, hospitales y escuelas en un contexto de consumo residencial desbordante y problemas en la infraestructura de transporte de gas. Este último punto quizás sea el más relevante.

El Gasoducto Néstor Kirchner

La falta de inversión en infraestructura energética general es algo que los expertos suelen mencionar como un palo en la rueda para el desarrollo argentino. “Argentina tiene todas las posibilidades para asumir un liderazgo energético regional pero necesita expandir su infraestructura”, acotó Juan Manuel Pereyra, presidente de Eling Energía. A pesar de que algunos proyectos se pusieron en marcha en este último tiempo, las demoras de sus desarrollos obligan al país a enfrentar recurrentes crisis energéticas.

“El gobierno anterior hizo el Gasoducto Néstor Kirchner. Tarde, pero lo hizo. Pero faltan 3 plantas que este gobierno demoró en la construcción”, remarcó Juan José Carabajales, director de la consultora Pasapartú. Las 3 plantas compresoras son las de Tratayén, Salliqueló y Mercedes, que si estuviesen en funcionamiento la capacidad de transporte de gas diario se hubiese ampliado de 11 millones de metros cúbicos a 22 millones. En diálogo con El Destape Radio, Carabajales agregó: “Tenemos gas pero tenemos que satisfacer la demanda con importaciones, y éstas son más costosas”.

Las represas de Santa Cruz

Desde hace décadas, Argentina enfrenta problemas de abastecimiento debido a distintos factores, entre variables climáticas, aumento poblacional y nuevos hábitos de consumo. Pero el problema de fondo parece ser la infraestructura. El país está obligado ahora a importar alrededor de 1.500 MW de potencia diaria de países limítrofes. Por caso, si las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic estuvieran operativas, brindarían los 1.310 MW de potencia que se necesitan para evitar cortes y reducir la dependencia de importaciones.

“Las represas pueden ser un pilar, no sólo de la infraestructura energética, sino como fuente renovable, y esperamos que pronto lo sean”, añadió Pereyra. Estas obras han sufrido demoras administrativas y contractuales a lo largo de diferentes administraciones, subestimando el impacto negativo de tales retrasos. A pesar de contar con financiamiento total de un consorcio de bancos chinos, el proyecto sigue estancado a la espera de resoluciones que permitan su continuidad.

Entre las dos centrales se lograría ampliar la red de generación de energía en más de un 10%, energía generada por el agua que llegaría a todo el país por medio de la construcción de una línea de Extra Alta Tensión de 170 km que conectará ambas generadoras al Sistema Argentino de Interconexión (SADI). “En un contexto donde los recursos del Estado Nacional no serán utilizados para el desarrollo de obra de infraestructura, parece oportuno aprovechar el financiamiento disponible y avanzar con estas obras”, enfatizó el directivo.

Reversión del Gasoducto Norte

En la misma línea aparecen otros proyectos fundamentales, además del Gasoducto NK y las represas, como es el caso de la Reversión del Gasoducto Norte. El proyecto es una obra que posibilitará el transporte en sentido inverso del “Sistema Norte” de hasta 19 MMm3/d, permitiendo así la bidireccionalidad del flujo de gas, aportando versatilidad y garantizando el abastecimiento en la dirección en la que sea requerida. Sin embargo, su no terminación antes del invierno ya avizora problemas.

Se trata de los primeros 100 km a construir –sobre un total de 122– de un gasoducto que se extiende entre Tío Pujio y La Carlota, en la provincia de Córdoba, y que vinculará los gasoductos Centro-Oeste y Norte. Recientemente se concluyó la soldadura en línea regular de los tramos 2 y 3, que están a cargo de la UTE Sacde-Techint.

La obra permitirá llevar el gas de Vaca Muerta a las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy para generación de energía eléctrica, abastecimiento de hogares, industrias y el desarrollo a escala de nuevas actividades como la minería de litio. Pero hasta que no se concrete, los dramas de desabastecimiento siguen apareciendo.

La infraestructura energética es un componente esencial para cualquier economía moderna y sostenible. “Las inversiones en energía renovable y proyectos de infraestructura, como los gasoductos y represas, no solo mejoran la autosuficiencia energética, sino que también tienen un impacto positivo en la balanza de divisas al reducir la necesidad de importaciones”, destacó Pereyra.