Desde MAGRIBA, la Cámara que reúne a más de 50 empresas del sector, creen que de la mano del clima podría haber una recuperación. Rescatan el rol del Banco Provincia y advierten la necesidad de una ley específica.

Enlazados por una identidad PyME común, un nucleamiento de 50 empresas agroindustriales, 49 de las  cuales están asentadas en el interior bonaerense, participan Expoagro a través de MAGRIBA, la cámara de Maquinaria Agrícola de Buenos Aires.  Su presidente, Hernán Zubeldía, dijo a DIB que esperan un año de bueno a muy bueno que los rescate de un 2023 muy complicado, resaltó el rol del Estado en el sostenimiento y desarrollo del sector y reivindicó la excelencia de sus productos muchas veces “mejor valorados en el exterior que por nosotros mismos”.

“La agroindustria tuvo un papel clave en el crecimiento de la producción ganadera y agropecuaria en Argentina”, se entusiasma Zubeldía. Asegura que a esa clave hay que sumar la genética y la siembra directa para encontrar los orígenes de la competitividad internacional del agro nacional. Ese entramado agroindustrial está conformado por empresas de todo tipo: “algunas tienen cerca de los 100 años y otras con menos de 10; unas exportan el 70% y otras nada. Hay de dos o 3 empleados a otras con 150. Pero todas son Pymes y familiares”, cuenta.

El que hay recorrido el interior de la provincia reconocerá nombres familiares entre estas empresas: Cestari, la metalúrgica productora de tolvas de Colón; Arg-Metal, de Tres Arroyos, que fabrica también norias cargadoras Axtor; dedicada a todo tipo de resortes en 9 de Julio; Pulqui, de Carlos Casares, dedicada a la pulverización, es la fábrica de Zubeldía, por la que hay que preguntarle varias veces porque no quiere mencionar su propio negocio cuando está en un rol institucional. Hay productores de sembradoras, de secadoras, de silos: “menos tractorees y cosechadoras, hacemos todo”, dice el presidente de MAGRIBA.

Uno de los aportes de ese entramado es el empleo. Con una facturación conjunta que supera los 250 millones de dólares anuales, dan 1500 empleos directos y 4.500 indirectos. “El campo no es un generador de mano de obra directa, sino indirecta. Pero la generamos todos juntos. Porque el que no está laburando en forma manual en el campo, está laburando en una fábrica de maquinaría o está prestando un servicio”, explica Zubeldía. Añade que “. Toda la mano de obra directa  que generaba el campo hace 50 o 60 años migró a otros sectores y eso hace que todos sigan laburando”.

El proceso, está claro, supone que las cosechas rindan sus frutos. Por eso es optimista: “Venimos de un período muy complicado, la sequía hizo estragos en todo el sector agroindustrial porque lo que pasa en el agro repercute en la industria afín al agro. La mejor en las precipitaciones está impactando bien. El clima es diferente. Sabemos cómo funciona el sector: cuando va bien empieza a invertir y se empieza a mover la rueda”. A la hora de cuantificar, apuesta a recuperar parte del nivel de 2022 –“cuando tuvimos un nivel muy bueno de gente contratada, dice Zubedía”- o en todo caso a superar un 2023 muy complicado por la sequía.

“Ya hay movimientos de inversión”, se entusiasma el empresario. Pero al mismo tiempo advierte  que “tiene que haber una política de Estado con una banca pública que mejore en vínculo entre comprador y vendedor para que haya un movimiento  que llegue a todo el interior”. En ese punto, Zubeldía es contundente: “está claro todo lo que ha hecho el Banco Provincia, que pasó a ser el banco de referencia, después vuelve por otro lado. Y no es una promesa, de acá a diez años voy a aportar tal cosa. Al contrario, vuelve de inmediato a través de Ingresos Brutos, de Inmobiliario: te vuelve rápido”. El titular de MAGRIBA rescata que durante la sequía el Banco sostuvo a muchas empresas.

No es, claro, la única condición que plantea para consolidar una recuperación de su sector. “Hay sectores con prácticas monopólicas y oligopólicas, empresas con capacidad de hacer dumping. Hay cosas que se tienen que regular. No digo ponerle la pata arriba a nadie, sino que hay cosas que tienen que estar más ordenadas”, dice. Señala también la necesidad de una “Ley de Maquinaria Agrícola que ayude a determinar quién es quién en el sector”.

¿Por qué se necesita eso?

No está bien es que te vendan una maquinaria que no fue fabricada acá y te la hagan pasar por argentina. No digo que haya que darle ventajas a unos sobre otros, pero si naciste en Italia son italiano, no argentino. Quiero decir, no sería un problema siempre y cuando nuestras condiciones de competencia fuesen las mismas.

¿Hay grandes multinacionales que ensamblan acá y pasan por fabricar?

A veces ni siquiera se ensambla. No está mal ser importador, de hecho nosotros necesitamos importadores, ninguna de la máquinas que usamos se fabrican un 100% acá. Y se hiciera 100%, seguro que usaríamos tecnología de origen extranjero. (DIB)