En Chapadmalal hubo mucho más que una competencia con cuatro generaciones de atletas. Una tertulia ambientada que incluyó personalidades, música y una contagiosa fraternidad.
Los surfistas de distintas camadas se cruzan y se multiplican los encuentros con abrazos, risas, charlas y otros charlan de cómo está el mar, del formato del torneo, de los viejos y nuevos tiempos, donde están todos.
Desde Simón Siri (11 años) hasta Marcelo Ray (70), surfistas de todas las épocas. En el Quiksilver Full Moon Session fue parte de una historia de una fraternidad que cada día suma más adeptos y profundiza el boom de un deporte que encarna lo que tantos desean.
Casi que no pudo ser mejor esta fiesta en Chapadmalal, con una jornada con viento pero luego, casi por designio del Dios Eolo, cambió la dirección, se detuvo y decenas de personas terminaron cantando canciones bajo la luz de la luna. Paradójicamente, con un evento realizado para aguardar la primera luna llena del año, mientras se surfeaba de manera casi romántica y se disfrutaba de los pequeños momentos de un día único en el año.
Un lugar preparado, con un hermoso living dentro de un escenario natural como es la explanada de césped del balneario Chapatrapa alistado para lo que sería una jornada inolvidable.
Un impresionante despliegue para una tertulia surfera que tuvo una convocatoria de cerca de 400 personas, duró siete horas al ritmo de la música de un DJ en vivo y terminó, a la luz de la luna, con el recital de Rusea Full Band y la sorpresiva participación de Fernando Ruiz Díaz, el líder de Catupecu Machu, con personalidades radiales y hasta autoridades locales.
“Lo que más me gusta de estos eventos es juntarme con distintas generaciones de surfistas. Nunca tenemos la chance y acá podemos disfrutar de eso. Antes, con esta misma onda, lo hacíamos con el Quiksilver 70s. Son excusas para disfrutar de la parte romántica de nuestro deporte. En vez de estar focalizados en lo individual y en ganar, como en torneos oficiales, todos estamos pensando en pasar ratos lindos, enfocados en el otro. Lo siento como una confraternización… Y, a la vez, una forma de reconocer a los más veteranos, a los que arrancaron con el surf en los años 60 y 70. Una época donde el surf era mal visto, pero ellos siguieron y plantaron la semillita que nos permite hoy, a nosotros, disfrutar los frutos. Si ellos hubiesen parado ante tanto obstáculo, nosotros no estaríamos acá”, reflexionó Santiago Muñiz, el dos veces campeón mundial ISA que pasó 15 días por Mar del Plata para disfrutar de su país y seguir con su pretemporada, antes de meterse en el circuito mundial.
Fernando Aguerre, el marplatense que logró que el surf sea olímpico, agradeció las palabras de su hijo pródigo, aunque prefirió no detenerse tanto en el reconocimiento hacia las legendas. “Me encanta que Santi diga eso. Pero yo tengo la filosofía de no mirar tanto para atrás”, agregó.
Aguerre compitió por primera vez en estos torneos, “básicamente en honor a amigos que ya no están, como Calalo (Napp, surfista), Renato (Tiribelli, shaper legendario) y Huguito (Pedernera, el médico que era apodado el Doctor de los Surfistas), justamente en un lugar donde los dos últimos surfearon sus olas finales”.
El presidente de la Internacional Surfing Association terminó ganando el heat de la categoría Legends con 31.5 puntos. En Open se impuso Franco Radziunas (49 puntos), en Junior fue para Toto Goransky (50.8), en Longboard ganó Martín Pérez (41.2), en Masters le tocó a Seba Galindo (40.5) y en Damas la vencedora resultó Vera Jaricz (43.8), decretando así el triunfo de Luna Menguante con 204.7 puntos totales. El equipo se llevó 500.000 pesos en efectivo, mientras que Franco Radziunas se quedó con los 100.000 destinados a la mejor ola.
Las personalidades que pasaron por el evento quedaron rendidas a sus pies. Como Fer Ruiz Díaz. “Vine porque tengo amor por el surf, el mar, mi amigo Fernando Aguerre y porque me acerca a mi hermano Gaby, quien era un amante del mar y de este deporte… Además, yo siento a Mardel y Chapa como mi casa. También siento conexiones entre lo mío, la música, y el surf: es el mismo tipo de arte, la misma raíz espiritual, con el plus de la vida de playa que a mí me encanta. Fue una gran fiesta que cerramos tocando con Rusea y su banda, bajo la luz de la luna llena. No podemos pedir mucho más”, reveló.
Una fiesta surfera que cautivó a propios y extraños.