HERIDAS MENTALES Y DEL CORAZÓN

Por Daniel Armando Vogel – Hola, les deseo un buen domingo a todos en este día lluvioso que comenzó ayer. Disfrutemos de estas lluvias necesarias que benefician enormemente a nuestra producción agropecuaria. Además, es un fin de semana largo ya que se conmemora lo que ahora se llama el Día de la Diversidad Cultural, anteriormente conocido durante siglos como el Día del Descubrimiento de América.

Recientemente, se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, una efeméride que se celebra anualmente cada 10 de octubre desde 1992, año en que fue establecida por la Federación Mundial para la Salud Mental.

La proclamación del día busca difundir el conocimiento en la comunidad global sobre los temas críticos de salud mental, con una voz unificada a través de la colaboración con diversos socios para tomar acción y crear un cambio duradero.

Desde el 10 de octubre de 1992, esta fecha se ha establecido como una plataforma para fomentar la conciencia en la comunidad internacional de forma empática. Las actividades habituales abarcan conferencias, seminarios, campañas informativas y eventos comunitarios, todos orientados a fortalecer la comprensión y el respaldo hacia la salud mental. Anualmente, la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) selecciona un tema que orienta las actividades y el enfoque de la conmemoración.

Hoy, esta columna se enfoca en la creciente cifra de suicidios ocurridos en el último mes en Zárate, y deseo compartir con los lectores una reflexión de Nadine Stair, escritora y poeta. La encontré en Facebook. Nadine dice: “Te recomiendo leerlo cuando tengas tiempo, con calma para que lo disfrutes. Es una joya… Más allá del encanto… más allá de todo lo que es externo a mí”. E inicia: “VALGO”.

De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo.

Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré.

Me asombro tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo.

Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía.

Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda.

Traté siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome).

Hago sólo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran.

Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido.

Aprendí que en esta vida nada es seguro, sólo la muerte … por eso disfruto el momento y lo que tengo.

Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mí me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea.

Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla.

Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas.

Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti.

Eso es vivir. … La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sinsabores…

Aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores, pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables.

Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón, pero siempre hay alguien realmente dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios.

Camina de la mano de Dios, toda mejora siempre.

Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está pasando… (cierra, es textual).

Indudablemente, el ser humano experimenta un profundo vacío, posiblemente como resultado de un deterioro creciente en su salud mental, lo cual es un argumento común entre muchos profesionales. Aunque es verdad que las profundas heridas del corazón y, por ende, de la mente, no se eliminan fácilmente, existe una fuerza capaz de sanarlas: la ayuda divina.

El vacío espiritual puede afectar incluso a quienes “lo tienen todo”, y el daño puede ser psicológico. Ambas condiciones pueden y deben ser atendidas, una por elección personal e íntima, y la otra, por profesionales.

Que tenga un buen domingo.

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…