Hoy compartimos en EL DEBATE el resultado de una charla entrañable con Hilda Martínez, figura querida en el club Central Buenos Aires y reconocida como la mamá y abuela del fútbol zarateño. Con 51 años de trayectoria como entrenadora, Hilda se sigue emocionando cada vez que le invitamos a hablar de sus dos pasiones: el fútbol y sus entrenados en una cancha y la vida. Su entrega, ternura y firmeza la han convertido en referente indiscutida del deporte comunitario.

Hilda saluda afectuosamente a los “azules” y a todos los clubes de Zárate. Habla con orgullo de su familia: hijos, nietos y bisnietos que la acompañan en cada paso. Su historia en el fútbol comenzó desde la limpieza y la utilería, sin interés inicial, pero con el tiempo fue descubriendo una pasión que la llevó a inscribirse en el curso de directora técnica de AFA. Era la única mujer entre 31 hombres, en una época donde eso no era habitual.

ASSMANN EL ARQUERO QUE DIO SUS PRIMEROS PASOS BAJO LA MIRADA DE HILDA EN CENTRAL.

Recuerda los desafíos de abrirse camino en un ambiente dominado por hombres, donde las mujeres eran relegadas a tareas secundarias. Con esfuerzo y estudio, fue ganando respeto y espacio, entrenando a cientos de chicos. Entre sus recuerdos más queridos está el del arquero Walter Fabián Assmann, -llegó a jugar en Independiente de Avellaneda- quien la invitó a su casamiento como muestra de gratitud.

Para Hilda, el entrenamiento va más allá de lo técnico. Conoce a cada chico, escucha a las madres, acompaña en lo emocional y celebra los logros académicos. Su rol excede el de entrenadora: es madre, tía, consejera y guía. Cree que los clubes cumplen una función social vital, alejando a los chicos de la calle y brindándoles un espacio de crecimiento.

Reconoce que fue difícil compatibilizar su pasión con la maternidad, pero el fútbol le dio sentido y alegría. A sus 81 años, sigue trabajando ad honorem, soñando con fundar una escuelita propia. Aunque no cuenta con recursos materiales, mantiene intacta la ilusión y el compromiso.

Disfruta viendo partidos de todas las categorías, celebra los logros de la Selección y destaca valores como la humildad y el compañerismo, que ve reflejados en figuras como Messi y Maradona. Su mayor satisfacción es ver cómo exjugadores regresan al club con sus hijos, reconociéndola como parte de su familia futbolística.

Hace un llamado a los padres: que acompañen sin presionar, que respeten a entrenadores y árbitros, y que entiendan que el fútbol infantil debe ser un espacio de felicidad y aprendizaje. Reconoce que el fútbol ha cambiado, que hay más presión por el negocio, pero insiste en respetar el camino de cada niño.

Mientras la salud se lo permita, seguirá en la cancha, enfrentando frío, lluvia y sol con la misma pasión. Se despide con humor, recordando sus propios partidos, su carácter fuerte pero comprensivo, y la alegría de compartir triunfos y anécdotas.

Cierra la entrevista con gratitud y un mensaje claro: formarse, tratar a los chicos con respeto y humanidad, y entender que el fútbol es mucho más que un deporte. Saluda a su familia, a quienes la conocen, y reafirma su compromiso con el club y con los valores que siempre la guiaron: alegría, humildad y amor por los chicos, con los que ríe siempre, se gane o se pierda.