Un grupo de científicos de diferentes disciplinas y regiones se encarga de analizar y estudiar tanto la secuencia genómica del virus como las variantes que aparecieron en los últimos meses y que alertaron a la población. La directora del proyecto, Mariana Viegas, detalla el trabajo del consorcio, analiza las distintas características de las variantes y resalta la importancia de mantener las normas de cuidado.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM)
Estudios del grupo de trabajo PAIS (Proyecto Argentino Interinstitucional de genómica de SARS-CoV2) demostraron que distintas variantes de relevancia epidemiológica de este virus ya se hallaron en Argentina sin nexo epidemiológico ni contacto estrecho con viajeros. Las variantes en cuestión son las de Reino Unido, la de Manaos, la de Río de Janeiro y la de California, y, de acuerdo con estudios realizados, las primeras dos tendrían una mayor tasa de transmisión que las cepas que aparecieron anteriormente.
“Ya desde el comienzo de la pandemia veníamos realizando los análisis genómicos, vigilando en distintas provincias y estudiando qué linajes del virus se establecían en el país y cuáles estaban circulando. Pero, a partir de diciembre, cuando se empezó a tener preocupación por las posibles variantes, empezamos a cambiar la metodología para poder ofrecer otro tipo de respuestas”, explicó a la Agencia CTyS-UNLaM la investigadora Mariana Viegas, coordinadora del Proyecto PAIS, que depende del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación (MINCyT).
Con la articulación entre el Laboratorio de Virología Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez –sede de trabajo de Viegas y nodo central del consorcio- y diferentes laboratorios a lo largo de toda Argentina, el equipo de investigadores cambió la dinámica de trabajo: además de secuenciar genomas completos, secuencian un fragmento de una proteína del virus llamada spike -clave para que el virus entre a las células- y donde tienen lugar las mutaciones características de estas nuevas variantes de preocupación.
“Sabíamos que las personas que retornaban de Río de Janeiro o Reino Unido podían tener esas variantes, era muy probable. Pero a nosotros lo que nos interesaba más era la circulación comunitaria, utilizando las herramientas y las posibilidades de esta red de laboratorios”, detalló Viegas, que también es investigadora del CONICET.
Para llevar a cabo esta vigilancia poblacional, se toma una franja de una semana y se observa cuántos casos positivos hubo. De esos casos positivos, se hace una selección al azar de un porcentaje y se secuencia esa proteína donde se presentan las mutaciones. “Y se hace no sólo en el nodo central, es decir, el laboratorio del Hospital de Niños de Buenos Aires, sino en distintos laboratorios que funcionan un poco como ‘centinelas’. Una semana fue en Quilmes, otra en La Plata, otra en Lanús…se va viendo qué ocurrió en esa semana en particular en ese lugar”, amplió la investigadora.
Esta metodología permitió ver, ya desde las últimas semanas de febrero, que había casos de coronavirus con la variante de Reino Unido sin nexo epidemiológico, es decir, en personas que ni habían viajado a ese país ni habían estado con alguien que hubiera viajado. “En las muestras que tomábamos se veía un 1 o 2 por ciento en febrero y un 6 o 7 en marzo. Y aumenta continuamente. Lo cual comprueba que esa variante, al menos en Buenos Aires y Gran Buenos Aires, está circulando”, apuntó Viegas. La misma metodología se aplicó para identificar, desde las primeras semanas de marzo, casos con la variante de Manaos.
Efectos a nivel poblacional
Respecto a la posibilidad de que algunas de estas variantes sean más letales, Viegas aclaró que los efectos del virus se ven a nivel colectivo y que, en el resultado, operan muchos factores, como los comportamientos y los niveles de cuidado de cada población.
“De la variante de Reino Unido, por ejemplo, en Europa se hicieron estudios epidemiológicos que indican –aunque no confirman de forma taxativa- que esa variante es más severa cuando se estudia la proporción de casos y se compara las cifras, en la misma población, con otras variantes. Siempre se debe tener en cuenta que, al haber mayor transmisión, hay más casos y, por lo tanto, mayor probabilidad de que haya riesgo de muerte”, especificó la investigadora del CONICET.
Sobre la variante de Manaos, Viegas consideró que es demasiado pronto para poder sacar algún tipo de conclusiones. “Es una variante que está ampliamente distribuida en Brasil, un país con un sistema de salud totalmente colapsado, una población que no respeta normas de cuidado y con un gobierno que no toma definiciones fuertes. Para hacer un estudio epidemiológico y estadístico se deben tener analizadas y observadas todas las variables. En ese contexto, cualquier variante de coronavirus haría destrozos”, consideró la investigadora.
A su vez, la falta de cuidados, de distanciamiento social y del uso del barbijo no sólo permitirían una mayor circulación del virus, sino la posibilidad de que surjan nuevas variantes.
“Los virus se replican en las células del huésped o cuando pasan de un huésped a otro. Cada vez que se desarrolla un ciclo de transmisión, la maquinaria enzimática del virus copia su genoma para poder reproducirse. Este virus en particular es uno de los pocos con genoma ARN (ácido ribonucleico) que corrige sus errores. Aun así, a pesar de tener esta capacidad, esos cambios o mutaciones aparecieron. Cuánto más circulación y ciclo de transmisión haya, más chances habrá de que se produzcan otras mutaciones”, analizó la investigadora.
Viegas aclaró que, por el momento, las vacunas desarrolladas y aprobadas mantienen su nivel de eficacia frente a la severidad y mortalidad de los virus, pero que se vuelve imperioso que se extremen medidas de cuidado para bajar al máximo posible la tasa de circulación del virus.
Sobre el equipo de trabajo federal e interdisciplinario que integra el proyecto PAIS, Viegas subrayó la importancia del trabajo articulado y colaborativo: “Son más de 100 personas que forman el equipo. Hay gente experta de la gestión en salud, la epidemiología, la bioinformática, la evolución viral, entre otras disciplinas. Pudimos aprovechar las potencialidades que ya había y nos pudimos ayudar y entrenar entre nosotros, con lo cual es una experiencia que deja muchos saberes y metodologías incorporadas”.
Viegas también destacó el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y ponderó que esta dinámica de trabajo federal permita ofrecer respuestas más allá de la pandemia. “Nos queda ese saber hacer y el tener en cuenta que en cada región están esos colegas, el cual nos permitiría poder responder, en el futuro, a un brote de dengue en el norte, o de hantavirus en el sur…ante cualquier tipo de situación, ya estamos todos conectados y con más saberes que antes”, concluyó.