La casa de guitarras Gibson, en la cuerda floja: sigue al borde de la quiebra

Gibson, la empresa que fabrica la mítica Les Paul atraviesa problemas financieros que no sólo tienen que ver con malos negocios; el cambio de hábitos deja a la “viola” dentro del ropero.

Hace exactamente un mes se conoció la noticia de los serios problemas financieros que atraviesa Gibson, una de las dos más importantes empresas que fabrican guitarras eléctricas. Algunos creen que va directamente a la quiebra, otros dicen que la cosa no es tan grave. Pero los números asustan. Para no entrar en un default, está obligada a refinanciar sus deudas. El 23 de julio es la fecha límite para canjear 375 millones de dólares en bonos; a esto habría que sumarle otros 145 millones de deuda bancaria si los resultados no son los esperados.


 

Así como el problema no tiene una única solución tampoco hay un solo causante. Se supone que los responsables de Gibson hicieron malos negocios en lo últimos años. Pero no es ese el único factor. El menor interés por las guitarras es algo que no solo afecta a la gran empresa de donde salen las clásicas Les Paul y la furiosa SG del rock mundial. Los cambios de hábito también influyen.


 

Si bien hay muchos jóvenes que con una guitarra y un micrófono quieren hacerse famosos en YouTube, la realidad es que las guitarras pierden terreno a la hora del ocio, frente a las redes sociales en los celulares o las consolas de videojuegos. Como todo, la vida tiene ciclos. Un siglo atrás (o quizás poco menos) en muchos hogares había un piano y personas que sabían tocarlo e, incluso, leer música. Pero el piano fue reemplazado por la radio y los discos de vinilo. Algo similar puede pasar con la guitarra.

En los Estados Unidos la estadística general no augura un futuro negro, aunque alerta sobre algunos temas. Según la consultora IBIS World, la industria de la guitarra eléctrica experimentó en los últimos cinco años (hasta diciembre de 2017) un crecimiento sostenido. Sin embargo, algunos lo leen apenas como una recuperación luego de la recesiva década pasada. Por otro lado, como el valor del dólar aumenta fuera de los Estados Unidos, las posibilidades de exportación son cada vez menores.