Las afecciones oculares son cada vez más comunes. Los cambios en el estilo de vida de la sociedad actual como el sedentarismo y patrones de alimentación poco saludables, junto con el envejecimiento de la población, están contribuyendo al aumento de la frecuencia de las afecciones oftalmológicas. Según datos oficiales de la OMS, cerca de 1.000 millones de personas tienen una deficiencia visual que podría haberse evitado o que aún no se ha tratado.


De acuerdo con el Informe Mundial sobre la Visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 2.200 millones de personas en todo el mundo tienen algún tipo deterioro de la visión cercana o distante, y casi la mitad de estos casos se podrían haber prevenido o tratado si se hubieran diagnosticado a tiempo. Entre esos 1.000 millones de personas se encuentran las que padecen trastornos oculares o ceguera debido a presbicia no corregida (826 millones), cataratas (94 millones), errores de refracción no tratados (88,4 millones), degeneración macular relacionada con la edad (8 millones), glaucoma (7,7 millones), retinopatía diabética (3,9 millones).

Que afecciones corregibles puedan llegar al punto de causar graves problemas si no se detectan a tiempo constituye una oportunidad perdida. Es por ello que los especialistas en oftalmología recomiendan que todas las personas, independientemente de su edad o estado de salud, se realicen controles para detectar cualquier anomalía a tiempo y así prevenir no solo complicaciones en la salud visual sino también el peso significativo en términos personales y sociales asociado a ellas.

“Es importante que todos prioricemos la salud de nuestros ojos y nos realicemos chequeos regularmente. Muchas veces lo problemas oculares no presentan síntomas evidentes y los controles son claves para detectar cualquier contratiempo en una etapa temprana, lo que puede salvar la visión de las personas y mejorar su calidad de vida”, aseguró Francisco Aberg Cobo, Latam Ophthalmology & Consumer Director de Bausch + Lomb.

Entre los controles más habituales se destacan la medición de la agudeza visual, la prueba de refracción, la tonometría, la evaluación de la coordinación ojo-mano y la evaluación del campo visual. La frecuencia recomendada para realizar estos chequeos varía según la edad, la salud ocular previa y otros factures de riesgo, por lo que es importante consultar a un oftalmólogo para obtener recomendaciones específicas.

También vale la pena mencionar ciertas enfermedades que no suelen causar deficiencia visual, pero que pueden llegar a hacerlo, si no se tratan. Es el caso de la diabetes que, si se lleva un control adecuado los factores de riesgo, como la hiperglucemia y la hipertensión, se puede prevenir la aparición y reducir el avance de la retinopatía diabética, una afección que puede provocar ceguera.

La OMS considera que la mejor forma para que los países puedan hacer frente a los importantes desafíos que enfrentan en el área de la salud visual es desarrollando una atención ocular integral y centrada en las personas.

Esto significa no solo realizar campañas de prevención sino también incluir la atención ocular en los planes estratégicos nacionales de salud, integrar datos sobre la atención ocular en los sistemas de información y planificar con el personal que trabaja en este ámbito en función de las necesidades de la población.