Aros, pulseras, anillos, dijes, relicarios y péndulos como guardianes del amor dado y recibido. Artesanías fabricadas con material genético auténtico y leche materna.
Las “joyas de leche” son una tendencia en crecimiento en nuestro país y Latinoamérica, su impronta viene desde el exterior (nacieron en los Estados Unidos cerca del 2000) y florece con las nuevas tendencias locales de crianza respetuosa y lactancia a demanda. Su nombre genérico agrupa una variedad amplia de material con ADN: pelito de bebé, cordón umbilical, cenizas de un ser querido fallecido, placenta y leche materna (por separado o combinados).
“Empecé a hacer estas joyas hace un poquito más de un año, observé modelos de joyas de leche en otros países (en Estados Unidos y Europa están muy de moda). Investigué, me metí muy a fondo e hice pruebas. Yo estaba fascinada con tener un recuerdo tan precioso, algo tangible de esta etapa maravillosa que es la lactancia”, cuenta Milena Smirh (30), artesana y creadora de la marca Joyas para el alma, quien vive en el barrio porteño de Recoleta con su hija Alma, de 3 años.
Cómo se hacen
“Antes se guardaban muchos de estos recuerdos de forma casera. En el caso de las joyas de leche, ésta es sometida a un proceso de esterilización y conservación para transformarla en una gema sólida, con mucho amor, dedicación, cuidado y respeto”, cuenta Morena De Lisi (27, fabricante que vive en Tanti, Córdoba, y ofrece estas artesanías en Joyas de leche materna – vida lunar).
“El proceso de secado, pulido y finalización de la gema dura entre tres y diez días (dependiendo del modelo elegido), quedando un producto sólido casi como una piedra y bello. Pueden ser del color natural de la muestra o con colores agregados o brillos”, detalla.
Para hacer un dije se requieren como mínimo entre 15 y 40 mililitros de leche materna. La confección demora aproximadamente un mes y se realiza con engarces de plata 95 y, en algunos casos, oro, depende de la demanda.
Una historia detrás de cada joya
El interés por las joyas de leche va de la mano con el boom de la crianza respetuosa y el giro que le otorga un valor fundacional al momento de la lactancia. Mamás que vivieron ese momento intensamente buscan resguardar en el pecho, y con cierta nostalgia, el recuerdo en forma de corazón, gota, círculo o estrella.
“Ser fabricante de joyas de lactancia nace de la experiencia personal con mis hijos, tras un poco más de cuatro maravillosos e intensos años con ellos, aprendiendo constantemente, busqué formas de resumir toda esa magia en un objeto”, recuerda Morena.