Por José Tamborenea* – La economía de nuestro país atraviesa una compleja coyuntura, como consecuencia de la reducción de las actividades, debido a la cuarentena y a las políticas aplicadas en los últimos años. A pesar de no saber aún cuál será el piso y quienes quedarán en condiciones de volver a producir, podemos analizar lo que no estaba bien prepandemia, pero también ver el potencial que tiene la industria nacional, tanto para el desarrollo interno como para la exportación.
Si nos paramos en las cifras y datos negativos es muy probable que no podamos vislumbrar un horizonte positivo. Pero si miramos más allá vemos que, a pesar de la compleja situación que atravesamos, se pudieron concretar actividades que demuestran que estamos en condiciones de producir más, que podemos abastecer en amplios sectores al consumo interno y que por sobre todo, estamos en condiciones de exportar productos y servicios de alta calidad.
Es importante destacar que el sector al que represento dentro de la industria nacional forma parte del desarrollo y producción de productos indispensables como son los respiradores, de la generación y transmisión de energía e iluminación para nuevos hospitales o clínicas. También ofrece portfolios de soluciones 4.0 para la asistencia, la medición y la atención en salud de forma remota, innovaciones más que necesarias en este periodo que atravesamos.
A su vez, participa del desarrollo de un programa de educación digital que incluye las computadoras y las soluciones para contribuir con la conectividad, el almacenamiento de información y desarrollo de plataformas.
Todo realizado por empresas nacionales que tienen la capacidad de proveer equipos y sistemas que pueden garantizar soluciones y mejoras en los procesos productivos y son facilitadoras de la transformación digital.
Cómo cámara empresaria nuestra misión es ayudar al desarrollo competitivo de una industria nacional moderna, con sentido de solidaridad empresarial y responsabilidad social. Y en este contexto actual, trabajamos formando un ecosistema integrado por las empresas, los empresarios, el sector de ciencia y conocimiento y los ministerios, para lograr la más pronta y rápida reactivación de todos los sectores que aportan soluciones tecnológicas combinadas para resolver problemas en el mundo real.
Por otro lado, reclamamos por la aplicación del régimen de compras públicas a la industria nacional donde adhieran todas las provincias y municipios por un período de 2 años mínimo, trabajamos en reglamentaciones técnicas, en la ley de economía del conocimiento y en temas relacionados a la exportación/importación, como las licencias no automáticas. También pedimos que siga vigente el ATP hasta que se regularice la situación y se pongan en rápida implementación programas de fomento, incentivos y ayuda financiera para salir de la crisis COVID-19. No hay que perder la oportunidad de revisar el sistema impositivo de carácter regresivo que grava los productos de una forma desmedida de compleja liquidación y atenta contra la cadena de valor del Cluster Pyme, dejando a la industria en posición desventajosa para competir en los mercados internacionales.
Ya hemos avanzado con la Subsecretaría de Economía del Conocimiento para profundizar sobre la aplicación de nuestro portfolio de soluciones 4.0 para ser aplicados al sistema de salud. Además, formamos parte del relanzamiento del plan Juana Manzo y estamos colaborando con ACUMAR apoyando a funcionarios públicos para que tengan una gestión más inteligente, entre otras variadas acciones.
Todo para impulsar el desarrollo y salvaguardar a la industria argentina. Estas medidas tienen hoy un contexto de pandemia y donde todo está dirigido a resguardar a las pymes para que sufran lo menos posible durante esta situación de cuarentena, falta de producción y escasos negocios; pero también tienen el objetivo de que la industria nacional sea un movimiento económico y social que posicione a la Argentina como un país innovador y con una oferta exportable de alta calidad.
* Presidente de CADIEEL