Por Eduardo Rivas – No es que creamos que haya que volver a las épocas en que las cuestiones de honor se dirimían a través de duelos o un suicidio, afortunadamente hemos evolucionado al respecto, pero tampoco creemos que haya que actuar como si el honor no existiera. No da todo lo mismo.
A menos que las prácticas se guíen por criterios que no compartimos y, en consecuencia, no entendemos. A menos que se siga una política masoquista. Para quien no sepa que es, cosa que dudamos, el masoquismo es el ‘disfrute o placer que se experimenta con un pensamiento, situación o hecho desagradable o doloroso’. Es gozar a partir del sufrimiento.
Y esto parece ser el modus operandi del Intendente Osvaldo Cáffaro, porque sin ningún tipo de honor y como disfrutando de la situación, sigue adelante pese a la humillación pública a la que es sometido.
Su contrincante interna en la PASO, Agustina Propato, lanza su campaña electoral con la compañía del candidato a gobernador Axel Kicillof, quien dice que es necesario el triunfo de Propato para sumar a Zárate a la política provincial, asumiendo que actualmente Zárate no lo está. Y Cáffaro lleva como candidato a gobernador a Axel Kicillof. De eso no se acordó el mercenario Diego Castro en su columna en el libelo, cuando cuestionó que Kicillof no haya visitado al Intendente. Se equivoca Castro una vez más, el error hubiera sido que haya ido ya que Kicillof no hizo una visita institucional sino una visita partidaria de campaña. Lo que duele a Cáffaro, y lo expresa a través de su lacayo, es el ninguneo político al que lo sometió Kicillof. Si Cáffaro tuviera un poquito de honor no lo retaría a duelo a su candidato a gobernador, haría algo más sencillo, dejaría de acompañarlo en la lista. Pero debiera hacerlo de manera pública, no a las escondidas como lo hacen promoviendo el voto a Grabois en desmedro de Massa, quien también apoyó a Propato. Pero bueno, ya se sabe, Cáffaro practica la política masoquista.
Aunque quizás el paroxismo de esta situación se viva con las candidaturas a senadores provinciales, las reales y las decorativas. Unión por la Patria acordó una lista de unidad que incluye, en este ámbito, en primer lugar, a Sergio Berni y en último lugar de los titulares a Leandro Matilla. En el primer caso las críticas formuladas por el Intendente al ministro de Seguridad provincial son públicas y notorias, en el segundo caso Cáffaro lo trató de usurpador y asaltante. ¿Qué ocurriría si, a diferencia de lo que ocurrió con el acto de lanzamiento de campaña, deben coincidir en un acto Osvaldo Cáffaro y Sergio Berni? ¿U Osvaldo Cáffaro y Leandro Matilla? ¿Estarían cómodos? ¿Sería un mensaje coherente ante la ciudadanía? Pero ya no vivimos épocas en las que, para muchos, demasiados, el honor tenga valor, eso quedó en el pasado, como decía una vieja canción mundialista de la cervecera brasileña, eran otros tiempos, era otra la historia…
Sin embargo, es necesario recuperar ciertas viejas prácticas. Debemos recuperar que la palabra tenga valor, que el compromiso exista, que el honor tenga valor.
Las fuerzas políticas no deben ser meras uniones transitorias donde quepa todo y nada, donde valga todo y nada.
Lo que está en juego es muy importante para que se actúe de esa manera.
La política no es masoquismo.
‘Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a máquina, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror.’
RODOLFO WALSH – AGENCIA CLANDESTINA DE NOTICIAS