Dos hombres canadienses se dispusieron a realizar una travesía por toda América, desde su país de origen, pasando por Ushuaia y de ahí retomar hasta Canadá por el Océano Pacífico, pero su velero no soportó la fuerza del mar: cuando pasaban a unos 250 kilómetros de Comodoro Rivadavia, dio vuelta campana, su mástil se quebró y comenzó  lo inevitable, el hundimiento.

Así, una transmisión de radiobaliza de emergencia llegó a la Estación Aérea Comodoro Rivadavia. Los pilotos y rescatistas se pusieron inmediatamente en apresto para despegar pero había un problema: esta señal no daba datos de la embarcación ni cantidad de tripulantes y, además, era de noche.

De esta manera, decolaron un avión y un helicóptero de la Fuerza con nadadores de rescate a bordo, mientras se coordinaban con las embarcaciones cercanas a La Rosa Salvaje para que se acercaran al lugar.

Con un mar embravecido, nubes bajas, vientos fuertes y en medio de la noche, los rescatistas de la Autoridad Marítima  Argentina lograron localizar a los dos tripulantes, que estaban flotando alrededor de la embarcación, que se hundía, y lograron concretar la asistencia en una milimétrica maniobra de aeroevacuación.

Una vez en tierra, los dos hombres fueron derivados al hospital local, donde se recuperaron rápidamente y pudieron continuar su travesía a bordo de otro velero.