El testimonio de las mujeres fue previo a la decisión de Máximo Thomsen de contar su relato de la noche en la que mataron a Fernando Báez Sosa. Las madres de Blas Cinalli y Máximo Thomsen a la salida de los tribunales de Dolores.

En la onceava audiencia del juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa que se desarrolla en Dolores, llegó el turno de las declaraciones de las madres dos de los ocho rugbiers acusados, Blas Cinalli y Máximo Thomsen.

“Es un desastre, una desgracia muy grande, no quiero ni pensar lo que habrán pasado los papás de este chico, pero nosotros también lo sentimos y lo sufrimos mucho”, dijo María Paula Cinalli, al declarar esta tarde como testigo ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1.

“Nosotros ni bien nos enteramos de todo esto no sabíamos quién era el fallecido, no sabíamos ni siquiera si era mi hijo. Todo esto nos afectó mucho. Fue un hecho desgraciado, una desgracia muy grande. Nos ha afectado mucho, nos sigue afectando, no quiero ni pensar lo que han sufrido los padres de este joven fallecido, no quiero ni pensarlo”, indicó, y agregó: “Después, todo lo que se ha creado alrededor, seguimos sufriendo por el show mediático que se ha armado”.

Al escuchar estas palabras, Máximo Thomsen se quebró, y su emoción fue casi incontrolable cunado habló su madre, Rosalía Zárate. Por su parte, los padres de Fernando, Graciela Sosa y Silvino Báez, se retiraron del recinto.

Zárate, conmocionada, fue más breve, y acto seguido su hijo pidió declarar y romper el silencio.

“No puedo más. Esto es una pesadilla”, dijo la mujer, quien también confió que está atravesando una difícil situación de salud.

(DIB)