Relata el periodista Horacio Gallinat sobre lo vivido en la noche del 12 de diciembre en el Salon Hispano Argentino con 500 testigos del hecho histórico: “La vida te brinda muchas alternativas para transitar por ella. La más sencilla es pasar…, pero no trascender, simplemente vivir. Otra forma es ser parte activa Estar ahí, donde todo pasa y vivir desde adentro.

En el día de ayer (martes) en el salón Hispano se presentó “LA GESTIÓN QUE LA PARIÓ” un libro de Memorias escrito por Daniel Vogel con relación a la gestión del DR ALDO ARRIGHI al frente de la Municipalidad de Zárate a partir de 1983.

Las circunstancias históricas que le tocaron a Arrighi como Intendente, hacen de esta gestión algo épico y por ende muy necesario de hacer conocer a aquellos que no vivieron en ese tiempo y de lectura obligada para los que vivimos plenamente la época.

Era ese, un tiempo en que necesitábamos cambiar internamente. Había que levantarse, sacarse piedras de encima que ya no aguantábamos más.

En cuanto al libro en si, resulta de fácil lectura, esto convive con la necesidad voraz de seguir leyendo, mérito indudable del autor. Se nota desde la primera página una importante investigación, como así también una notable producción dado que hay reportajes a exintendentes, exfuncionarios, adversarios políticos, etc.

La Democracia se nutre de todos los actos posibles y necesarios, la memoria es una de ellas. 

La enseñanza de Don Aldo fue asumir el momento histórico, Esos años traían como premisa empezar las cosas del revés, como decía Emilio Del Guercio” Yo seré el animal, vos serás mi dueño‚ cuida que las cosas que me salgan mal tengan solución”.

El Dr Arrighi es de esas personas a las que uno tiene como referentes de lo que se denomina una BUENA PERSONA, este libro lo sigue demostrando.

Daniel Vogel un periodista que ha logrado interpretar la necesidad de contar con un documento imprescindible para entender un tiempo… GRACIAS POR LA NOCHE Y GRACIAS POR EL DOCUMENTO”.


PALABRAS DE FAMILIA

María del Carmen y María Isabel Cavutto, hijas de la hermana del Homenajeado de la noche, Hilda Josefina Arrighi, quisieron decirle a Aldo su sentir, lo hicieron agradeciendo y luego en la redacción de Esteban Denegri el hijo de María del Carmen se leyó en medio de gran emoción.

Dijeron sobre un texto que titularon “Tío Aldo”.

LA FAMILIA AGRADECE Y EXPRESA ALGO PARA “EL TIO ALDO”. MUY EMOTIVO.

“Habría que clonarlo”. Lo repitió mi mamá hasta el cansancio y de alguna manera fue una frase que quedó bien adentro de nuestra familia, como una suerte de marca registrada para expresar entre nosotros un sentimiento de admiración casi brutal hacia él. Hacia nuestro Tío Aldo. Porque mucho más allá del legado que este hombre deja en una comunidad que hoy lo reconoce y lo distingue, queda en todos nosotros -su familia- una huella indeleble que no es otra cosa que un camino a seguir.

El tío Aldo como faro. El Tío Aldo como guía. El Tío Aldo como un norte y como un puente. Sabemos muy bien nosotros, tus familiares, que fuiste como un padre en momentos bisagra de nuestras vidas. Acompañando, preguntando, aconsejando, haciendo. Y haciendo sin hacer ruido, sin que se note y tratando en todos los casos de pasar desapercibido.

Capaz no te diste cuenta, o sí. Pero tratando de no hacer ruido nunca, lo que lograste es no dejar de sonar nunca dentro de todos nosotros. Suena en nosotros tu humildad extrema, suena tu gratitud hacia tus padres, suena el recuerdo de tus orígenes, suena el vínculo de amor con tus hermanos, suena tu emoción por vernos a todos juntos compartiendo una mesa sin regalos, porque el regalo es eso, que estemos todos juntos.

Nos sentimos orgullosos de cada vecino que se detiene en la calle para saludarte y de que en cada casa de la ciudad tu nombre sea sinónimo de lo que está bien. Pero hoy nosotros tenemos el privilegio de estar acá, parados delante de vos, para decirte que te lo mereces con creces, que tus valores viven y vivirán en cada uno de nosotros: en los que ya no están, en los que ya peinamos canas y en los que empiezan a caminar por la vida.

Gracias Tío Aldo. Por enseñarnos a decir la verdad, aunque duela. Por ser nuestra guía en eso de ser mejores como personas. Porque, como siempre dijiste, de eso se trata al final del camino: de ser recordados como buena gente”.