La pandemia por COVID-19 generó escenarios de aislamiento y preocupación entre las personas, los cuales impactaron en su salud mental. De acuerdo con el informe publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el primer año de la pandemia, la prevalencia mundial de la ansiedad y la depresión aumentó un 25%.
Esto se vio también reflejado en el aumento de las consultas que recibieron psicólogos y psiquiatras a raíz de este tipo de cuadros, durante los últimos años. Frente a este contexto, se generó un incremento en el consumo de psicofármacos como bromazepam, según datos aportados por la Confederación Farmacéutica Argentina. Su impacto en la salud mental de las personas generó también un aumento en el consumo de ansiolíticos como el bromazepam.
Si bien la demanda fue mayor respecto a años anteriores, la Dra. Macarena González (M.N 137 937), gerente médica de Laboratorios Biopas -el laboratorio que comercializa el producto Lexotanil (bromazepam)-, informó que el fármaco se encuentra disponible en las farmacias de todo el país bajo prescripción médica para los pacientes que se encuentren realizando un tratamiento. Este psicofármaco suele ser indicado a personas que presentan síntomas de ansiedad, tensión, depresión, nerviosismo, agitación y/o poseen dificultades para dormir. Administrado a dosis bajas, alivia la tensión psíquica, la ansiedad y el nerviosismo, mientras que, a dosis más altas, presenta un efecto sedante y relajante muscular.
En relación con esto, la Dra. González remarcó la importancia de que “las personas consulten con un médico especialista, quien será el encargado de dar el tratamiento correspondiente y acorde al cuadro que se presente”, y destacó que “los tratamientos no son siempre farmacológicos, y que, en caso de que sí lo sean, se deben respetar las dosis y horarios indicados por el médico”. Asimismo, la profesional agregó que existe un robusto portafolio de productos enfocados en sistema nervioso central que se adecuan e indican según el tipo de cuadro sintomático de la persona.