En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, la Asociación de Ayuda a Familiares de Personas con Esquizofrenia (AAFE) lanzó la campaña #NoEtiquetes dirigida a generar conciencia sobre el estigma que rodea a quienes padecen esquizofrenia. Esta enfermedad mental es crónica y afecta al 1% de la población mundial. Se estima que en Argentina la padecen unas 400 mil personas.
En el marco del Día Mundial de la Salud Mental -que se celebra cada 10 de octubre por impulso de la Federación Mundial para la Salud Mental- la Asociación de Ayuda a Familiares de Personas con Esquizofrenia (AAFE) lanzó la campaña #NoEtiquetes para generar conciencia sobre el estigma que rodea a la enfermedad.
“Los pacientes con esquizofrenia sufren una fuerte discriminación. Es frecuente la errónea identificación con sujetos que son peligrosos, incapaces de tomar decisiones, incompetentes laboralmente, inhábiles para estudiar o irrecuperables de su enfermedad”, explica el Dr. Pedro Gargoloff, médico psiquiatra, asesor médico de AAFE y miembro de la Red Educacional de la Asociación Mundial de Psiquiatría.
“Mucha gente piensa que son pacientes que necesitan prolongadas internaciones en hospitales psiquiátricos, que son retrasados mentales o con doble personalidad, que su enfermedad es contagiosa o el producto de una mala crianza materna. Estos mitos son falsos, distan muchísimo de la verdad”, asegura el especialista.
El avance de la ciencia y la proliferación de grupos de ayuda son factores claves y sumamente alentadores para el tratamiento de la enfermedad: “Las evidencias actuales muestran que con el oportuno y adecuado tratamiento integral, las personas con esquizofrenia pueden alcanzar una vida totalmente satisfactoria, viviendo independientemente con su propia familia e hijos, estudiando o trabajando en el ámbito laboral competitivo, gozando de las actividades recreativas y de relaciones sociales”, asegura.
“Hay manifestaciones de alerta de potencial recaída que los familiares y allegados, además del propio paciente, deben tener muy presentes: comportamiento inusual, ideas raras o inverosímiles, dormir o comer menos, aislarse y no salir de la cama, desatender su higiene personal, pérdida de interés y motivación hacia las actividades habituales o menor capacidad para concentrarse. Si se observa cualquiera de estos signos es muy importante consultar con el médico para, si estuviera en riesgo de una recaída, intervenir precozmente”, concluye el especialista.
Fuente: AAFE (Asociación de Ayuda a Familiares de Personas con Esquizofrenia)