Desde especies de apenas 1 cm, hasta tortugas y un tipo de tiburón, la ciencia investiga las razones detrás de sus largas vidas. Su lento ritmo de envejecimiento podría dar pistas para la comprensión de la salud humana.

Los reptiles ectotérmicos necesitan calor ambiental para regular su temperatura (Imagen Ilustrativa Infobae)

Una investigación realizada por un equipo científico internacional con el respaldo del Instituto Nacional sobre Envejecimiento de Estados Unidos reveló que los reptiles y anfibios presentan una gama sorprendentemente diversa de procesos de envejecimiento en comparación con los mamíferos y aves.

Se trata de un estudio a gran escala —según publicó en 2023 MedlinePlus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos— que evaluó 77 especies de reptiles y anfibios de todo el mundo. Los hallazgos mostraron que, aunque algunos de estos animales envejecen muy rápidamente, otros lo hacen de forma extremadamente lenta, desafiando las expectativas científicas tradicionales sobre la senescencia.

Este estudio puso en evidencia que ciertos ectotermos tetrápodos —animales de sangre fría que dependen del entorno para regular su temperatura corporal— tienen índices de envejecimiento tan variables que no se puede generalizar sobre ellos de la misma forma que con los animales de sangre caliente. Por ejemplo, las tortugas y los cocodrilos demostraron tasas de envejecimiento mucho más lentas y una longevidad notable en comparación con otros animales de tamaño similar.

Hidra vulgaris demostró en laboratorio su capacidad para evitar la vejez (De Oinari-san Dominio público, https://commons.wikimedia.org)

La hipótesis inicial de los científicos era que los animales de sangre fría tendrían una vida más larga debido a sus menores tasas metabólicas, lo cual reduciría el daño celular. Sin embargo, los resultados mostraron que, aunque algunos animales de sangre fría efectivamente vivieron más tiempo, la regulación térmica ambiental no fue el factor decisivo. Se encontraron grandes variaciones en los índices de envejecimiento y esperanza de vida dentro del grupo de reptiles y anfibios. Esto sugiere que otros elementos, como rasgos protectores y el entorno, pueden tener un papel más relevante.

Los reptiles y anfibios poseen una serie de rasgos que los ayudan a sobrevivir en sus entornos y también están relacionados con tasas de envejecimiento más lentas y una vida útil prolongada. Un hallazgo clave del estudio respaldado por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento es que las especies con adaptaciones protectoras como caparazones, veneno o pieles gruesas tienden a envejecer más lentamente que aquellas sin estas características.

Por ejemplo, las tortugas con caparazones duros y los reptiles con escamas robustas o capacidades venenosas mostraron una longevidad significativamente mayor, según describe el estudio. Estas características actúan como defensas físicas y químicas que protegen a los animales de los depredadores y reducen el riesgo de muerte prematura. Este tipo de protección natural contribuye a un envejecimiento más pausado, ya que minimiza el daño y el desgaste fisiológico a lo largo del tiempo.

Además, el estudio observó que el entorno de vida y la edad reproductiva también influyen en la longevidad. Los reptiles que comienzan a reproducirse más tarde en la vida suelen envejecer más lentamente y vivir más tiempo. Sin embargo, en el caso de los anfibios, aunque las especies que retrasan la reproducción vivieron más tiempo, no necesariamente envejecieron más lentamente. En cambio, la cantidad de huevos puestos por año resultó ser un factor asociado: las especies de anfibios que produjeron más huevos tendieron a envejecer más rápido.

Las llamadas medusas inmortales (Turritopsis dohrnii ) son otro caso fascinante de longevidad biológica (Imagen Ilustrativa Infobae)

Fenómenos biológicos únicos de animales longevos

El mundo animal alberga ejemplos asombrosos de longevidad y mecanismos biológicos que desafían el proceso natural de envejecimiento. Entre las criaturas más fascinantes se encuentra la Hidra vulgaris, un pequeño cnidario de agua dulce que parece no envejecer. Este organismo mide apenas un centímetro, pero su simplicidad biológica encierra una peculiaridad impactante: no muestra signos de senescencia.

Durante cuatro años de estudio, el biólogo argentino Daniel Martínez, actualmente profesor en Pomona College, en California, Estados Unidos, intentó detectar indicios de envejecimiento en estas criaturas, sin éxito. Sus resultados demostraron que las hidras pueden evitar el envejecimiento gracias a la capacidad de sus células madre de dividirse continuamente y renovarse sin acumular daño.

Otro ejemplo extraordinario es el tiburón de Groenlandia, el vertebrado más longevo conocido. Estos tiburones, que pueden medir hasta 7,3 metros y a pesar de más de 900 kilos, han sido datados con una edad de hasta 400 años, e incluso se estima que algunos superan los 500 años. Su longevidad está relacionada con un metabolismo extremadamente lento y una capacidad superior de reparación del ADN, según estudios de biólogos como Arne Sahm, de la Universidad del Ruhr de Bochum. El genoma de estos tiburones contiene múltiples copias de genes relacionados con la reparación celular y la supresión del cáncer, lo que contribuye a su resistencia al envejecimiento.

La reparación del ADN es clave para los tiburones de Groenlandia (Imagen Ilustrativa Infobae)

En tanto, las llamadas medusas inmortales ( Turritopsis dohrnii ) son otro caso fascinante de longevidad biológica. Estas medusas pueden revertir su ciclo de vida y regresar a su forma juvenil a través de un proceso conocido como transdiferenciación, que les permite evitar la senescencia y “rejuvenecer”. Aunque algunos científicos, como Martínez, creen que este proceso se asemeja más a una reproducción clonal que a una verdadera inmortalidad, sigue siendo un fenómeno biológico de gran interés para los investigadores.

7 animales superlongevos

  • Hidra vulgaris: Son pequeños cnidarios de agua dulce de aproximadamente un centímetro de largo que parecen no envejecer. Sus cuerpos están formados casi completamente por células madre que pueden dividirse y renovarse continuamente, permitiéndoles evitar la senescencia y regenerarse indefinidamente.
  • Tiburón de Groenlandia: Es la especie de vertebrado más longeva conocida, con una esperanza de vida que puede superar los 400 años. Estos tiburones, que habitan en los fríos océanos del norte, tienen un metabolismo lento y un genoma con múltiples copias de genes relacionados con la reparación del ADN y la prevención del cáncer, lo que contribuye a su longevidad.
  • Medusa inmortal ( Turritopsis dohrnii ): Este cnidario tiene la capacidad única de revertir su ciclo de vida a un estado juvenil mediante un proceso llamado transdiferenciación, lo que le permite evitar la senescencia y potencialmente vivir indefinidamente. Aunque algunos científicos lo comparan con la reproducción clonal, sigue siendo un fenómeno impresionante.
Rasgos como veneno, caparazones y armaduras pueden ayudar a los animales a vivir más al protegerlos de los depredadores (Imagen Ilustrativa Infobae)
  • Tortugas: Algunas especies de tortugas, como las galápagos, entre otras, pueden vivir más de 150 años. Los estudios muestran que la longevidad de estos reptiles se debe en parte a sus caparazones protectoras y tasas de envejecimiento excepcionalmente bajas, especialmente en condiciones de cautiverio.
  • Rata topo desnuda: Estos roedores subterráneos tienen una vida útil notablemente larga de hasta 40 años, mucho más que otros roedores de tamaño similar. Tienen un metabolismo lento y son conocidos por su resistencia al cáncer, gracias a un mecanismo de inhibición de crecimiento celular que evita la formación de tumores.
  • Langosta: Las langostas pueden vivir más de 100 años y no dejarán de crecer durante toda su vida. Sin embargo, su longevidad tiene un límite natural, ya que el proceso de crecimiento y muda se vuelve insostenible con el tiempo debido al alto consumo de energía.
  • Almeja oceánica (quahog): Esta especie de almeja puede vivir más de 500 años. Un ejemplar famoso llamado Ming fue datado en 507 años antes de ser estudiado. La longevidad de estas almejas es impresionante y es la más alta entre los animales no coloniales.
En la naturaleza, las tortugas pueden envejecer más rápidamente (EFE/ Daniela Brik)

Estos ejemplos de longevidad animal desafían las expectativas evolutivas y biológicas e inspiran nuevas vías de investigación sobre cómo prolongar la vida humana y mejorar la salud en la vejez. La capacidad de estas criaturas para mantener activos mecanismos de reparación celular y prevenir la acumulación de daño genético es un área de estudio con implicaciones potenciales en la medicina regenerativa y la biogerontología.

Por Myrna Leal (Infobae)