Por Daniel A. Vogel | DIRECTOR – Mi abuelo paterno, nacido en la zona rural de Baradero, en los primeros días del siglo veinte, se crió sin luz artificial.
Eran tiempos donde se trabajaba en el campo de sol a sol, a “dormir” al caer el astro rey y arriba cuando sus primeros rayos destellaban en el horizonte. Si, en invierno era normal a las 17:00 tiempo de cenar y, a las 18:00 ir a descansar. No se veía nada.
Recuerdo sus palabras y sus consejos los que fortalecía con frase propia ya de viejo afirmando que lo que decía, “era más claro que la luz que alumbraba” claro; ya había pasado por el candil, el sol de noche y tenía en su casa lamparitas, aquellas culonas y redondas, que fueron reemplazadas hace una década, por las actuales LED.
La encuesta de esta semana, herramienta de consulta de la opinión de nuestros ciberlectores de hace más de 15 años, NUNCA JAMÁS fue tan contundente, jamás en centenares de consultas nuestros opinantes de la web fueron tan “unánimes” en definir una respuesta.
Son 97 personas cada 100 que afirman que NO DEBE EXISTIR LOS FUEROS, debajo de la foto de quién generará en los próximos días, el gran debate: Fueros, ¿Sí o No?
Dios nos ilumine, más que la luz que nos alumbra…
AL QUE LE QUEPA EL SAYO...
