El presidente Javier Milei brindó un discurso en el marco del envío del proyecto de Presupuesto al Parlamento, exposición basada casi exclusivamente en su defensa del déficit fiscal. Fuerte compromiso para asumir los pagos de deuda. El texto habla de inflación del 18,3%, tipo de cambio a $ 1.207 en diciembre de 2025 y suba del PBI 5%.
El presidente Javier Milei brindó un discurso esta noche en el recinto de la Cámara de Diputados, en el marco de la presentación del proyecto de Presupuesto 2025. Durante 43 minutos les habló a los legisladores presentes -casi únicamente los oficialistas y cercanos al oficialismo-, a ministros y seguidores que ocuparon la Cámara, en una exposición que giró en torno de su combate al “déficit fiscal” y el compromiso de cumplir las obligaciones de deuda.
Minutos después de su exposición, el Ministerio de Economía dio a conocer el proyecto del que el Presidente no brindó ningún detalle. El Producto Bruto Interno se proyecta con una suba del 5,0% para 2025 y se prevé que continúe un crecimiento sostenido del PBI en los años siguientes. A su vez, se proyecta que el tipo de cambio llegue a $ 1.207 en diciembre de 2025 y que la inflación se desacelere a un 18,3% interanual en igual período. El Presupuesto del Sector Público Nacional para el ejercicio fiscal 2025 se proyecta levemente superavitario en términos del PBI. El resultado primario, en tanto, alcanzaría el 1,3% del PBI.
Con su clásico “Hola a todos”, Milei inició su discurso a las 21.10. Poco después, anunció que su primer presupuesto “va a cambiar para siempre la historia de nuestro país”. Se trata de un “cepo al Estado” que “blinda el equilibrio fiscal”.
El Presidente explicó que “por dos razones” presentó él mismo el Presupuesto: “Porque soy economista, y además estoy orgulloso de eso”, y, por otro lado, justamente porque es un proyecto de presupuesto “diametralmente distinto”. Y allí llegó la primera alusión a la expresidenta Cristina Fernández: “La inflación es siempre un fenómeno monetario, le guste a quien le guste”.
Secundado por la vicepresidenta Victoria Villarruel, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y los jefes de las comisiones de Presupuesto de ambas cámaras, Milei citó a Milton Friedman, aquel economista a quien Cristina Fernández le sugirió que “largue”.
En su exposición, Milei planteó que “no hay nada más empobrecedor que el déficit fiscal”, que además, dijo, enriquece a los políticos. Criticó a la justicia social y la premisa de que a cada necesidad un derecho, debido a que las necesidades son infinitas y los recursos, escasos. En ese punto, advirtió: “Vetaremos todo lo que atente contra el equilibrio fiscal”. Aunque aceptó como excepción no vetar cuando el Congreso consigne qué partidas afectar para, una vez más, garantizar el equilibrio fiscal.
A propósito de los rojos fiscales, el Presidente hizo un repaso histórico, desde el Rodrigazo hasta la actualidad. Y concluyó que recibió “la peor herencia de la historia”. Por eso, a su decir, fue necesario “el ajuste más grande de la historia”, con un “recorte de 90 mil millones de dólares”.
Luego, otra respuesta directa a Cristina Fernández y al kirchnerismo. Es que les habló a quienes le critican falta de gestión: para Milei gestionar es no es designar miles de funcionarios en áreas que no deberían existir, no construir rutas que no conducen a ningún lado, haber evitado la hiperinflación, sanear el Banco Central, hacer echado “31.000 ñoquis”, la boleta única de papel, eliminar los intermediarios que “lucraban con la pobreza”, eliminar los piquetes, haber reducido 75% los homicidios en Rosario, remover las “infinitas regulaciones de la economía” y anuncios de inversión por 50.000 millones de dólares de parte del sector privado, siempre según Milei. “Gestionar es achicar el Estado para engrandecer a la sociedad”, concluyó el Presidente.
Milei, que hizo mención a “120 años de desastre”, dijo que su gobierno cambiará “la metodología a partir de la cual se elabora el Presupuesto”. Revierte la ecuación: “Cuánto tenemos que ahorrar para después ver cuánto podemos gastar”. Lo presentó como “regla fiscal inquebrantable”.
En ese momento se dio el primer cruce de la noche, con el diputado Germán Martínez, jefe de la bancada de Unión por la Patria. No solo Milei le respondió, sino que desde las gradas se escuchó el clásico “la casta tiene miedo”.
El Presidente retomó su nueva metodología que persigue el superávit primario, afrontar los compromisos de deuda y luego, con el dinero sobrante -si sobra-, reducción del impuestos. Son “tres objetivos inéditos”: blindar el equilibrio fiscal, comprometer al Estado y retribución a los ciudadanos a través de reducción de impuestos. “Blinda el resultado fiscal, sea cual sea el escenario económico”.
Es que, opina Milei, el Estado debe cumplir tan solo tres funciones: garantizar la estabilidad macroeconómica, el imperio de la ley y relaciones y seguridad en el frente externo. Lo demás es competencia de los gobiernos provinciales, el estado nacional no debe intervenir en los procesos económicos”.
Para el Presidente, es “imperativo que Argentina vuelva a ser atractiva para los argentinos”, “lo mejor para un trabajador es un empresario que invierte”. Por ello, Milei habló de su “megarreforma del Estado”, con el horizonte de que Argentina sea “el país más libre del mundo”. Y ponderó su “guerra contra el gasto público”.
En ese marco, Milei les exigió a las provincias un ajuste de 60 mil millones de dólares, a la vez que advirtió que las provincias no deberán subir impuestos cuando Nación baje los suyos. Y recordó: “No venía a guiar corderos, sino a despertar leones. Los leones han despertado”, en alusión a que el pueblo no toleraría que las provincias aumenten sus impuestos.
Por último, y después de un nuevo cruce con los poquísimos representantes de la oposición, se dirigió a los legisladores nacionales. Habló de un “momento bisagra” y planteó que el “único camino hacia el progreso es eliminar el déficit fiscal”. Les dijo, hay dos opciones: hacer lo contrario de lo que se viene haciendo desde hace más de cien años o, en caso contrario, sostener un “sistema putrefacto”. Son los legisladores, según Milei, los que deben decidir de qué lado de la historia quieren quedar: del que propone él o “del lado de las ratas miserables”.
Se despidió con una frase de Cicerón, una frase de más de 2.000 años. “Ustedes de eso no aprendieron nada”, le dijo Milei nuevamente a Germán Martínez. Y acto seguido, los “Viva la libertad carajo”. (DIB) GML