De todas maneras, la situación sigue lejos de la devastación ambiental sufrida durante la histórica y prolongada bajante registrada entre 2020 y 2022.
Este 2025 cerrará con un incremento interanual significativo en la cantidad de incendios registrados en el delta del río Paraná. Sin embargo, según destacó el diario El Norte, la situación continúa lejos de la devastación ambiental ocurrida durante la histórica bajante entre 2020 y 2022.
En su informe mensual de noviembre, el Museo de Ciencias Naturales “Antonio Scasso” de San Nicolás reportó que, entre enero y noviembre, se detectaron 2.295 focos de calor en el área Piecas DP (Plan Integral Estratégico para la Conservación y el Aprovechamiento Sostenible del Delta del Paraná). Esa región abarca ambas riberas del río desde Santa Fe y Paraná hasta su desembocadura en el Río de la Plata.
La cifra implica un aumento del 75% respecto de los 1.310 focos detectados en el mismo período de 2024. Según el relevamiento, el área afectada por los incendios en lo que va del año asciende a unas 32 mil hectáreas, equivalente al 1,4% del territorio comprendido dentro de Piecas DP.
Pese a este incremento, los registros actuales se mantienen lejos de los picos alcanzados durante la etapa más crítica de la crisis ambiental, caracterizada como un “ecocidio”. En 2020 se contabilizaron 39.663 focos de calor, la cifra más alta de la serie. En 2021 el número descendió a 14.792, todavía muy por encima del promedio de 1.887 detectado entre 2012 y 2019. En 2022, nuevamente, la actividad ígnea repuntó hasta los 25.987 focos, mientras que en 2023 se registraron 10.843.
De acuerdo con los datos históricos, entre 2020 y 2022 -cuando coincidieron la sequía y la bajante extraordinaria del Paraná- se quemaron al menos 8.537 kilómetros cuadrados (853.000 hectáreas) sobre un total estimado de 2,3 millones de hectáreas. Esa superficie equivale a 42 veces el tamaño de la ciudad de Buenos Aires. En lo que va de 2025, los 2.295 focos detectados afectaron 32.273 hectáreas.










