NADA DE ESTO FUE UN ERROR

Por Eduardo Rivas – Mientras el Presidente de la República, Javier Milei, se pasea por el mundo con su séquito en su cruzada evangelizadora en defensa de sus ideas anarcocapitalistas, Argentina, el país que preside, se sume en una crisis inédita, fundamentalmente porque las consecuencias, para muchos como nosotros indefendibles, son las buscadas para establecer un nuevo punto de partida refundacional.

Días atrás se conocieron los datos que el Observatorio de la Pobreza de la Universidad Católica Argentina distribuyó en ocasión de la realización de la colecta anual de Cáritas, allí se supo que ‘el indicador de pobreza se habría incrementado de 44,7% de la población a 55,5% y el de indigencia de 9,6% a 17,5%’. El Observatorio le puso números a una sensación generalizada que se ve a diario en el país. Cada vez más gente queda desempleada, cada vez más gente recurre a los comedores populares para alimentarse, cada vez más gente duerme en la calle. Cada vez Argentina está peor. Cada vez los argentinos estamos peor.

Esto se traduce en que ‘la inseguridad alimentaria […] alcanza al 24,7% de las personas, al 20,8% de los hogares y al 32,2% de los niños, niñas y adolescentes. Por otra parte, se encuentran en una situación aún más grave, con inseguridad alimentaria severa el 10,9% de las personas, el 8,8% de los hogares y el 13,9% de los niños, niñas y adolescentes.’ Y mientras tanto el gobierno nacional enfrenta un juicio por haber almacenado, y tener vencido o cerca de su vencimiento, gran parte de las 5.000 toneladas de alimentos almacenadas en depósitos estatales.

El gobierno inicialmente negó esta realidad, luego la reconoció parcialmente y finalmente anunció que repartiría de manera urgente con camiones del Ejército Argentino cerca de mil toneladas de leche en polvo que tienen fecha de vencimiento en el mes de julio, realidad que ‘supuestamente’ la ministra desconocía por falsa información que le suministrara un subalterno suyo que ya fue desvinculado del gobierno.

Ahora bien, es poco creíble que todo dependiera de una persona, que un fallo personal acarree semejantes consecuencias en la sociedad. Cuanto menos hay incompetencia en quien conduce el área por su falta de capacidad para constituir un equipo de trabajo acorde a las circunstancias.

Aunque es justo reconocer que esta no es una realidad exclusiva del gobierno de Javier Milei, cada vez con mayor asiduidad en Argentina todo se reduce a intentar ganar una elección con las mejores herramientas de marketing político y después intentar surfear la realidad porque se carece de ideas, proyectos y equipos de trabajo para gobernar.

Por ello muchos de los puestos tienen continuidad a través de diferentes gobiernos de ¿diferentes? signos políticos. No por coherencia ideológica sino por pragmatismo acomodaticio, como no se cuenta con cuadros preparados, se recurre al acuerdo político tras bambalinas para contar con la mano de obra desocupada.

Al final de cuentas el fin justifica los medios y el objetivo estaba claro desde un inicio, la desregulación económica, las privatizaciones y el ultraortodoxo capitalismo de mercado sin importar las consecuencias que esto acarree. Porque lo que está ocurriendo en Argentina por estos días no es una falla de mercado, al fin de cuentas el propio Presidente afirmó en reiteradas oportunidades que el fallo de mercado no existe, lo que ocurre por estos días en Argentina es algo buscado y provocado.

Nada de esto fue un error.

Como dijera Rodolfo Walsh, y bien vale su recuerdo cuando este 7 de junio se celebra el día del periodista, se trata de una ‘miseria planificada’.

Según el Ministro de Economía Luis Caputo, ‘lo peor ya pasó. Estamos en franca recuperación. La velocidad dependerá de dos cosas: la Ley Bases y de que nosotros podamos convencer a la gente’. La Ley Bases cada vez se parece menos al proyecto del gobierno y la gente está cada vez más cansada y desanimada producto de la realidad a la que la llevó el gobierno.

¿Lograrán los objetivos que plantea Caputo? Los objetivos iniciales del gobierno se cumplieron con creces.

Las consecuencias están a la vista.