Las autoridades del país aseguraron que aún no hay pruebas para conectar los decesos con la vacuna, pero recomendó evaluar a los adultos mayores antes de inocularlos.

La muerte de 33 personas mayores de 80 años luego de recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer en Noruega generó una alarma mundial este fin de semana, pero las autoridades sanitarias de ese país aclararon que aún no hay razones para atribuir los decesos a la inoculación, mientras que el laboratorio adelantó que abrirá una investigación para determinar qué ocurrió.

La Agencia Noruega de Medicamentos informó en su último reporte que 29 personas habían sufrido efectos secundarios tras aplicarse la vacuna co-desarrollada por Pfizer y BioNTech y que al menos 33 habían muerto.

Tras la alarma que causó el anuncio, las autoridades de ese país aclararon que no existe una “relación probada” entre la vacuna y las muertes, aunque recomendó realizar una evaluación médica a los ancianos y personas frágiles antes de inocularlos.

Desde el comienzo de la campaña de inmunización a fines de diciembre, el país escandinavo registró 33 muertes de adultos mayores que habían recibido una primera dosis de esa vacuna, según el último balance de las autoridades.

Ante esto, Pfizer y BioNTech expresaron hoy “que trabajan junto a la agencia de medicamentos noruega para recoger toda la información relevante” y recordó que la nación nórdica comenzó su campaña de inmunización vacunando a los adultos mayores que están en geriátricos o en centros de salud.

“La mayoría de ellos son muy ancianos, con enfermedades que en algunos casos tienen carácter terminal”, subrayó Pfizer en un comunicado. En ese sentido, os 13 casos estudiados de manera más exhaustiva hasta ahora, “se trata de personas muy ancianas, frágiles y que padecían enfermedades graves”, declaró en igual sintonía la directora de salud pública, Camilla Stoltenberg, en conferencia de prensa.

“En lo que respecta a las causas de las muertes no hubo análisis. Pero, lo más importante es recordar que 45 personas mueren cotidianamente en las residencias de ancianos de Noruega y, por lo tanto, no se ha establecido que haya un exceso de mortalidad ni que el mismo esté relacionado con las vacunas”, agregó.

No obstante, tras el informe de las defunciones, Noruega reiteró en los últimos días la recomendación de realizar una evaluación médica antes de vacunar a personas muy frágiles o moribundas, como ya ocurre en otros países.

“No es imposible que parte de las personas a las que se les propone la vacuna estén tan frágiles y que no valga la pena inocularlas, dado que potencialmente pueden ver deteriorada su situación a causa de efectos secundarios normales”, añadió Stoltenberg.

Luego manifestó su inquietud al afirmar que los efectos secundarios habituales de las vacunas de ARN mensajero (que buscan provocar una reacción inmune), como fiebre y náuseas, podrían “haber coadyuvado en un desenlace fatal en algunos enfermos frágiles” en el país.