Los especialistas advierten por dos patologías concretas en las que hay que hacer foco: la ambliopía y el avance de la miopía escolar. ¿Cuándo consultar?
En la actualidad, 165 millones de niños en el mundo tienen miopía y estiman que podrían llegar a 275 millones para 2050. Especialistas destacan el rol de la evaluación y la detección precoz de estas patologías para un mejor desempeño en el aula, el deporte y la vida social.
Leonardo Fernández Irigaray, médico oftalmólogo, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Oftalmología Infantil señaló que es muy importante “acompañar el normal desarrollo visual, prevenir y tratar la ambliopía (ojo vago), corregir los diferentes vicios de refracción de manera adecuada, tratar correctamente a un paciente con estrabismo, prevenir la presencia o el avance de la miopía escolar y dar pautas de prevención al paciente alérgico para evitar el desarrollo de queratocono”.
¿Cómo se deberían abordar?
La clave es llevar al niño al control oftalmológico infantil ante un signo/síntoma, pero, muchas veces, algunas patologías no los presentan, por tal motivo, hay que cumplir con un calendario de controles oftalmológicos: recién nacido (permite conocer que sus medios ópticos estén transparentes y así llevar la imagen externa desde la retina al cerebro); luego a los 6 meses, al año, a los 3 años, a los 5 años y, posteriormente, todos los años.
¿Existe un abuso en recetar anteojos a los chicos?
La evaluación de la refracción en los niños representa una capacidad que requiere práctica y paciencia. El secreto es una correcta cicloplejía (procedimiento para confirmar la graduación, brinda su resultado máximo entre los 45 y los 75 minutos).
Las indicaciones para recetar anteojos en la niñez son cinco: para ver mejor o lo correcto a cada edad; para evitar o tratar la ambliopía (ojo vago); para tratar al niño con estrabismo; para prevenir el avance de la miopía escolar y para el uso de filtros según casos particulares. Muchas veces, se recetan anteojos de manera incorrecta o se “abusa” en la prescripción ya sea porque el menor no fue evaluado por un oftalmólogo infantil y/o porque no se realizó la cicloplejía correspondiente y, de esta manera, se observan hipo e hipercorrecciones o anteojos innecesarios.
¿Cuáles son los problemas derivados de un diagnóstico y abordaje incorrecto?
Usar anteojos sin una indicación concreta expone al niño a llevar una “mochila” innecesaria. Una receta inadecuada puede interrumpir el proceso normal de emetropización (proceso mediante el cual las estructuras ópticas del globo ocular van cambiando desde el nacimiento, para lograr la refracción óptima), no tratar correctamente una ambliopía, no corregir adecuadamente a un paciente con estrabismo, no prevenir el avance de la miopía.
¿Filtros, anteojos de sol, ambos, ninguno?
Respecto del uso de filtros, un correcto tratamiento antirreflejo de ambas caras de las lentes contrarresta los estímulos luminosos en toda dirección y evita que los reflejos provenientes de pantallas se proyecten sobre la superficie del cristal, creando una especie de “espejo” que logra como beneficio reducir el cansancio visual con máxima transparencia. Y en cuanto a los anteojos “de sol” con cristales con protección frente a los rayos ultravioleta (UV), brindan el beneficio frente al daño provocado por la radiación en los tejidos. Una receta correcta en graduación, la elección de armazones apropiados y los filtros adecuados resultan primordiales a la hora de concretar la indicación óptica a un niño.
¿Un mal diagnóstico en la infancia puede desencadenar problemas en la adultez?
Hay dos patologías concretas en las que hay que hacer foco: la ambliopía por anisometropía (cuando un ojo ve menos por falta de una corrección adecuada) comprometerá su visión binocular y el avance de la miopía escolar por esa “hipocorrección” y/o la falta de comunicación de los cuidados epigenéticos (influencias medioambientales, estilo de vida). Hoy, la miopía se trata en equipo y no solo hay que pensar en corregirla con anteojos.
Por otra parte, ante un niño premiope o con miopía es clave dar pautas para evitar su desarrollo o su avance. El considerar “dar menos” graduación no es una forma adecuada de tratarlos. Cada dioptría vale y su avance puede traer consecuencias serias en la visión del adulto.
¿La visión se entrena y evoluciona con el tiempo?
Al nacer, los seres humanos tenemos, normalmente, todas las estructuras del ojo y las conexiones nerviosas necesarias para poder ver, pero el recién nacido debe aprender a utilizarlas ya que su visón realmente comienza a desarrollarse a partir del nacimiento. “Aprender a mirar” es una de las actividades más importantes que realizan los niños en las primeras semanas de vida.
Aunque la madurez completa del sistema visual no se alcanza hasta después de los 7 u 8 años de vida, la evolución más importante y significativa para el futuro desarrollo visual se produce durante el primer año (en especial, en los primeros 4 a 6 meses) intervalo de tiempo conocido como “período hipercrítico o sensible” del desarrollo visual, que corresponde al tiempo posnatal durante el cual la corteza visual es lo suficientemente lábil para ajustarse a los cambios provenientes de la experiencia visual o de las modificaciones del medio. (DIB)