En Argentina, el Servicio Meteorológico Nacional emitió alertas para al menos 20 provincias durante la semana. Cuál es la incidencia de los llamados bloqueos atmosféricos y del cambio climático. El análisis de especialistas a Infobae y los pronósticos para 2024
La ola de calor que azota a gran parte del país no muestra signos de cambio. Las temperaturas extremas alcanzaron su punto máximo en la última semana, rozando los 40°C. Por lo tanto, Servicio Meteorológico Nacional (SMN) emitió alertas para al menos 20 provincias, advirtiendo a los ciudadanos sobre las condiciones climáticas severas.
Hoy sábado la ola de calor en la Argentina afectará a más personas porque habrá altas temperaturas en más superficie del país. Aumentarán las temperaturas máximas en la región del Noreste. “Este sábado en Argentina y por varios días tendrá las temperaturas más altas del continente. No podemos decir del mundo, porque también zonas de Australia están enfrentando una ola de calor y habrá temperaturas similares o mayores”, dijo en una nota reciente a Infobae Diego Araneo, doctor de la Universidad de Buenos Aires en el área de ciencias de la atmósfera e investigador del Conicet. “Argentina junto con Australia son las dos regiones más calientes del mundo”, acotó.
De acuerdo al SMN, “un evento de ola de calor se define cuando las temperaturas máximas y mínimas superan o igualan, por lo menos durante 3 días consecutivos y en forma simultánea, a ciertos valores umbrales que dependen de cada localidad”. En el caso de Ciudad de Buenos Aires, la entidad indica que los umbrales son los siguientes: “Temperatura máxima: 32.3°C. Temperatura mínima: 22°C”.
Infobae consultó a especialistas para analizar estos eventos climáticos y comprender por qué son cada vez más frecuentes. En primer lugar, Carlos Zotelo, licenciado en Ciencias de la Atmósfera del Centro de Recursos Naturales Renovables de la Zona Semiárida (CERZOS) del CONICET, explicó: “La ola de calor que está afectando prácticamente la totalidad del territorio argentino, a excepción de Tierra del Fuego, tiene su correlato con la presencia de un centro de alta presión sobre el océano Atlántico, a la altura de las costas de la provincia de Buenos Aires y el Norte Patagónico”.
“La presencia de otros sistemas menores y la combinación de estos fenómenos permitieron el ingreso de aire húmedo al sur de Brasil por Florianópolis y Belo Horizonte, trayendo varios inconvenientes durante el fin de semana y semanas anteriores, con inundaciones y tormentas severas. Posteriormente, este aire ingresó al territorio argentino con menos humedad, alcanzó la cordillera con cielos despejados, retomó temperatura y desembocó en el norte patagónico, convirtiendo esa zona en la más caliente durante el fin de semana en toda Argentina”, planteó Zotelo.
Y sumó: “¿Por qué se producen estas temperaturas tan elevadas? ¿Tiene que ver con el cambio climático? Es lo primero que uno se pregunta. Tiene algo que ver con el cambio climático, pero no tanto en este tipo de situaciones, que son asociadas a los llamados bloqueos atmosféricos. El calor del Ecuador envía parte de su energía hacia los polos, y el frío de los polos envía parte de su energía hacia el Ecuador. Es un movimiento atmosférico que que trata de, naturalmente, llevar un equilibrio. Ese equilibrio se logra a través del pasaje de ondas. En algunos momentos, las ondas permiten el ingreso de aire desde el sur, y en otros momentos, esas ondas de presión permiten el ingreso de aire caliente desde zonas tropicales”.
“En esta situación, una particularidad en la circulación atmosférica hizo que ese continuo pasaje de ondas de oeste a este estuviera bloqueado y permaneciera prácticamente estancado durante más de diez días. Esto recién va a tener un final el martes, miércoles o jueves de la semana que viene, cuando definitivamente ingrese aire desde el sudoeste. Todos esos inhibidores que impiden la llegada de aire más fresco desde zonas australes podrán arribar a latitudes medias y nos traerán no solo alivio, sino también precipitaciones”, agregó.
Por su parte, la meteoróloga Cindy Fernández, difusora del Servicio Meteorológico Nacional, le dijo a Infobae: “Siempre que hay una ola de calor en Argentina, la atmósfera experimenta un tipo de circulación que provoca un calentamiento adicional en ciertas zonas del país, resultando en altas temperaturas o temperaturas extremas. En términos básicos, lo que suele suceder es que sobre el centro y norte de Argentina predominan las altas presiones. Estas altas presiones favorecen vientos del norte, trayendo consigo aire cálido. Sin embargo, también generan muchos días consecutivos de cielo despejado en esta región, que abarca desde el centro hasta el norte de Argentina, e incluso hasta el norte de la Patagonia, dependiendo de la situación”.
“En esta época del año -agregó Fernández-, con una radiación solar elevada, la falta de lluvias o precipitaciones escasas impide que los frentes fríos lleguen al centro de Argentina, y en lugar de ello, se mantienen circulando por el extremo sur del país. Además, las altas presiones tienen un efecto sobre el aire, causando que se caliente aun más debido a los descensos de aire en esas zonas. Por la persistencia de estas altas presiones en el mismo lugar durante un período prolongado, se experimentan varios días consecutivos en los que el aire se calienta progresivamente, aumentando la temperatura cada día más que el anterior. Este fenómeno explica por qué las olas de calor duran tanto tiempo y se producen cuando existe esta configuración atmosférica”.
Para la especialista, “en cuanto a la frecuencia de las olas de calor, se observa un aumento en los últimos años. Cada verano, hay una tendencia creciente en la cantidad de olas de calor, y también se han registrado más episodios tempranos o tardíos. El año pasado fue un ejemplo extremo, con más de diez olas de calor en Argentina que comenzaron en noviembre y terminaron en marzo. Este año, en particular, no se han registrado muchas olas de calor. La primera está llegando tarde para ser la primera, pero esto se debe a un fenómeno climático particular, ya que estamos experimentando un año Niño (NdeR: Fenómeno del Niño, que según el SMN se caracteriza por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera”.
“Las olas de calor tienden a ser más calurosas con el tiempo, es decir, con temperaturas cada vez más altas. Esto se debe principalmente al calentamiento global, ya que el aire en la atmósfera está aumentando su temperatura. Cada ola de calor parte de un aire cada vez más cálido, lo que significa que para alcanzar temperaturas como 40 grados, la atmósfera requiere menos energía en comparación con décadas pasadas, cuando las olas de calor comenzaban con temperaturas más bajas”, completó Fernández.
A su turno, Horacio Sarochar, meteorólogo y docente de la facultad de Ciencias Astronómicas de la Universidad Nacional de La Plata, postuló: “Hay una configuración en la troposfera, es decir, la parte más baja de la atmósfera, donde vivimos nosotros, que impide el movimiento normal de los sistemas meteorológicos de oeste a este en las latitudes medias. Vivimos en lo que llaman latitudes medias, entre los 30 grados y 60 grados de latitud sur y norte, donde ocurre lo mismo. Los sistemas tienden a moverse de oeste a este. A veces, hay configuraciones que hacen que eso se detenga por unos días: les llamamos bloqueos. Ahora estamos experimentando un tipo de bloqueo, y cuando ocurren en verano, se forman estas olas de calor que se gestan gradualmente, duran varios días y tardan en disiparse”.
En segundo término, Sarochar apuntó: “A veces las olas de calor son más cortas, a veces son más largas y casi siempre terminan con tormentas. Veremos qué pasa con esta. La configuración mencionada anteriormente garantiza la entrada de aire del norte, que siempre es muy cálido en esta época del año. Cielos muy despejados, alta presión en superficie, y eso significa cielos despejados. Por lo tanto, hay mucha radiación solar que también calienta. Es decir, el aire caliente del norte ya es cálido, viene con calor y está la radiación. Como es un sistema de alta presión, el aire desciende, se comprime y se calienta. Son tres mecanismos: compresión, descenso y compresión. Los tres hacen que el aire se caliente”.
Otro profesional consultado por Infobae fue Eduardo Piacentini, experto en Química de la Atmósfera y cambio climático. “Estadísticamente, estos eventos de olas de calor ocurren en el periodo estival entre dos o tres veces con distinta intensidad y duración. Lo destacable, en realidad, es cuando se presenta fuera de este período, sorprendiendo a la comunidad y produciendo mayores daños. La duración, como así también la frecuencia e intensidad de aparición de las olas de calor está muy ligada a los efectos del calentamiento global de la atmósfera, algo que se viene registrando desde mediados del siglo pasado”, dijo Piacentini.
Al tiempo que remarcó: “En esta época del año más de la mitad del hemisferio sur experimenta vientos predominantes del oeste. Cuando se rompe esa circulación, por así decirlo, o se desvía esa dirección, se genera un movimiento en la atmósfera. Esto no se refiere a la ruptura literalmente sino a la desviación de la circulación general. Esta desviación impulsa el flujo de aire hacia el noroeste o hacia el sur sudoeste, y se genera un movimiento en la atmósfera que no permite que avance el aire. Esto explica por qué experimentamos varios días con la misma situación de mucho calor, incluso en los primeros días cuando el clima era seco. Con el tiempo, la humedad comienza a ingresar lentamente, generando cambios en la sensación térmica del verano”.
“La sensación térmica se basa en dos elementos principales: temperatura y humedad. En invierno, también pueden ocurrir situaciones similares, pero en este caso, se deben al efecto de la temperatura y el viento, no a la humedad. Así, en verano, la combinación de alta temperatura y contenido de humedad genera olas de calor y una alta sensación térmica. En invierno, por el contrario, el efecto se debe simplemente al viento y a las bajas temperaturas”, amplió el experto en química de la atmósfera. La unión de temperaturas elevadas y contenido de humedad en verano crea olas de calor y una sensación térmica elevada. En invierno, la situación es diferente, ya que el efecto del viento se combina con temperaturas más bajas”, concluyó Piacentini.
Medidas de prevención ante la ola de calor
Como resultado de este fenómeno, existe la posibilidad de que algunas personas experimenten un golpe de calor. Este es un estado que puede ser peligroso si no se maneja adecuadamente. Vestirse de manera apropiada y mantener una alimentación e hidratación saludables son algunas de las medidas preventivas clave para mitigar los efectos de las altas temperaturas en el cuerpo humano.
El golpe de calor se refiere a la condición que se produce cuando la temperatura corporal aumenta rápidamente y no puede ser reducida. Esta situación puede ser causada por una variedad de factores, siendo la exposición prolongada a altas temperaturas uno de los más comunes. La realización de ejercicio físico durante una ola de calor o en condiciones de temperatura extrema también puede desencadenar este cuaadro.
Además, el uso de ropa excesiva y la falta de hidratación adecuada pueden contribuir a la aparición de un golpe de calor. Es crucial que las personas sean conscientes de estos factores y tomen las medidas necesarias para protegerse durante las olas de calor. Mantenerse hidratado, vestirse con ropa ligera y evitar la exposición prolongada al sol son algunas de las formas más efectivas de prevenir un golpe de calor.
Por Fermín Filloy (Infobae)