Por Claudio Valerio – “El problema en una carrera de ratones es que, aun cuando venza, continuará siendo un ratón.”
Busqué meditar, al leer la cita de arriba, en una realidad espiritual. Cuando se obra mal, cuando se actúa de mala fe, aun cuando consigamos alcanzar nuestros objetivos, continuaremos siendo malas personas y viviendo lejos del aprecio de otros.
Los premios que el mundo ofrece a sus vencedores, son pasajeros, inútiles, engañosos.
Los vencedores en buenos términos, siguiendo los carriles normales de la buena voluntad, ganan todo, y su premio permanecerá por toda la eternidad.
La victoria de lo que odia será la victoria del odio y la derrota completa de su vencedor. La victoria del incrédulo será el resultado de su incredulidad.
La victoria de los que no confían continuar perdidos y sin la esperanza de un día morar en paz.
Los ratones vencen y continúan siendo ratones; los transgresores vencen y continúan transgresores; los que actúan de buena fe y con gracia, vencen y son recibidos con
un abrazo por sus pares… ¿Qué vale más?
Debemos vencer, no con mentiras y engaños, no con deshonestidad y falsedad, no con ésa hipocresía que puede hasta engañar a muchos por un tiempo, pero no a uno.
Debemos vencer de manera correcta, por nuestros méritos, para ensalzar nuestro nombre sin nada que temer y, así, para alumbrar a otros que, perdidos, no entienden lo que es bueno y verdadero.