Por Claudio Valerio – Para el DEL 24 DE DICIEMBRE DE 2017. Navidad es paz, humildad, reencuentro, arrepentimiento, perdón…
¡Navidad es Amor!. Le oro a Dios para que te cuide, le oro a Dios para que te ilumine, le oro a Dios para que siempre esté a tu lado y le oro a Dios para que nunca te falta la felicidad.
Esta noche celebramos la vigilia de Navidad, y ES una ocasión para reflexionar acerca del misterio del nacimiento de Jesús, Nuestro Señor y Salvador.
A continuación algunos de los pensamientos de San Francisco de Sales respecto a la navidad:
Cuando persona que quiere construir una casa o un palacio primero
debe tener en cuenta para Quien está construyendo dicha vivienda.
Seguramente utilizara diferentes planos dependiendo del estatus social
de la persona. Así mismo ocurre con el Divino Maestro. Dios construyó
el mundo para la Encarnación del Hijo. La sabiduría divina pudo prever
desde la eternidad que la Palabra adoptaría nuestra naturaleza al
llegar a la tierra. Con el fin de lograr esta tarea Dios escogió una
mujer, la santísima Virgen María, quien dio vida a Nuestro Salvador.
Por medio de la Encarnación Dios nos hizo ver algo que la mente humana
difícilmente hubiese podido imaginar o entender.
Tan grande es el amor de Dios por todos nosotros que en el momento en
que se hizo humano deseó colmarnos con su divinidad. Dios deseo
coronarnos con bondad y dignidad divina. Dios quiso que fuésemos Sus
Hijos, dado que hemos sido hechos a Su imagen y semejanza.
Nuestro Salvador vino a este mundo para enseñarnos lo que debemos
hacer para poder preservar la divina semejanza de Dios. Con mucha
seriedad debemos llenarnos de coraje para vivir de acuerdo a lo que
somos. Nuestro Salvador vino para que nosotros pudiéramos vivir la
vida al máximo. EL siempre se mostró completamente lleno de
misericordia y bondad para con la familia humana.
Muchas veces cuando las almas más endurecidas han llegado al punto de
vivir como si Dios no existiera, Nuestro Salvador les permite
encontrar Su Corazón lleno de piedad y de misericordia para con ellos.
Todos aquellos que conocen esta verdad guardan un sentimiento de
gratitud por haber tenido la oportunidad de vivirla. Desechemos todo
aquello que tengamos en nuestro hogar que no provenga de Dios. Cuando
abrimos nuestros corazones a Su amor, estamos dando vida al Niño Jesús
dentro de nosotros, para así contribuir a establecer del reino de Dios
en la tierra.
(Adaptado de los escritos de San Francisco de Sales)