Los restos fósiles, descubiertos en Brasil, fueron estudiados y analizados por paleontólogos argentinos, en colaboración con científicos del país vecino. El hallazgo, de unos 80 millones años de antigüedad, proporciona evidencia sobre la evolución temprana de las ranas modernas, a la vez que amplía la diversidad de un género de ranas del que había una sola especie descripta hasta el momento.
En una colaboración internacional, grupos de paleontología de Argentina y Brasil estudiaron los restos de una nueva especie de rana prehistórica, hallados en el país vecino durante obras de ensanchamiento de una ruta. Los fósiles, comentan los científicos, proporcionan evidencia y nuevas informaciones sobre la anatomía de este género de características particulares.
“Esta nueva especie está entre las más antiguas de los llamados neobatracios o ranas modernas, que conforman el 95 por ciento de las especies que viven en la actualidad. El hallazgo de estos ejemplares del género Baurabatrachus incluye parte del cráneo y la cintura pectoral y la cintura pélvica enteras, lo que nos brinda información importante para entender las características anatómicas de las antiguas ranas modernas y analizar los cambios que ocurrieron en el árbol evolutivo de este grupo de animales”, indica a la Agencia CTyS-UNLaM, la doctora Paula Muzzopappa, investigadora del CONICET y una de las autoras del estudio.
La especie en cuestión, de unos 80 millones de años de antigüedad, fue bautizada Baurubatrachus santosdoroi en honor a sus descubridores, Edvaldo Fabiano dos Santos y Laércio Fernando Doro, quienes la encontraron en 2011 en las proximidades de la ciudad de Catanduva, San Pablo. El hallazgo fue publicado en Ameghiniana, la revista de la Asociación Paleontológica Argentina.
“Hasta la fecha, el género estaba únicamente representado por la especie Baurubatrachus pricei, descripto en 1989 y reestudiado recientemente, y del que hay solo un esqueleto muy completo. Los fósiles del ejemplar que estudiamos nosotros presenta una serie de características muy particulares iguales a la especie ya conocida, pero difiere de ella, ente otras cosas, en tener una menor osificación, que permitió estudiar mucho mejor la anatomía”, amplía la investigadora, con sede de trabajo en la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (Universidad Maimónides- CONICET).
El contexto geológico en que se encontró la nueva especie de rana, además, brinda mucha información respecto al ambiente. “Por un lado, los sedimentos que contenían a esta rana incluyen otros restos fósiles de vertebrados, -como cocodrilos terrestres, dinosaurios y tortugas- y plantas. Por el otro, se considera que la región donde se encontraron estos fósiles era un ambiente semiárido, con períodos breves de mucha lluvia y con lugares que parecen haber sido oasis. En uno de esos últimos es donde se encontró la fauna fósil mencionada”, describe Muzzopappa.
Lazos internacionales, más allá de las fronteras
A la hora de hablar –y estudiar- sobre Historia Natural, los límites geográficos y políticos se desdibujan: lo que se investiga y se halla en un país suele importar e influir en toda la región. El caso de Baurubatrachus santosdoroi da fe de ello.
“Uno de los autores del trabajo, el doctor Agustín Martinelli, es investigador del CONICET y del Museo Argentino de Ciencias Naturales de Buenos Aires y viene trabajando estrechamente con distintos grupos de investigación de Brasil. Es a través de él que me invitaron a participar de este estudio, ya que mi especialización dentro del campo de la paleontología tiene que ver con ranas”, cuenta la investigadora.
En los últimos años se han descubierto y estudiado numerosas ranas de edades cercanas a la de Baurubatrachus santosdoroi quegeneraron una enorme cantidad de trabajos y publicaciones y que permitió a los grupos argentino y brasileño trabajar y profundizar en torno a los temas actuales de discusión. “El principal foco de nuestro trabajo tiene que ver con el debate en torno a las características anatómicas, que son las que se utilizan para establecer relaciones de parentesco entre estas ranas y las ranas vivientes”, puntualiza Muzzopappa.
Para la investigadora, además, la publicación del trabajo en la revista Ameghiniana cobra especial importancia como un camino “para apostar por la ciencia argentina y por la difusión de lo que se hace a nivel nacional”. “Hablamos de una revista de primer nivel, ya consolidada en el campo de la paleontología y con mucho trabajo de fondo desde hace varios años. Precisamente, en este 2022 cumple 65 años”, concluye la científica.
Nicolás Camargo Lescano (Agencia CTyS-UNLaM) Créditos de la reconstrucción de Baurubatrachus santosdoroi: Lautaro Rodríguez Blanco