Se calcula que aproximadamente el 15% de la emisión global de metano procede de animales de granja

Investigadores del INTA participaron en un grupo internacional que catalogó los genomas de 410 microorganismos residentes en el rumen, una parte del estómago de diferentes animales. Los resultados colaborarán en el desarrollo de estrategias para reducir los gases de efecto invernadero; una vacuna podría ser una de las soluciones.

Pero, ¿cómo es posible que estos animales puedan realizar un daño tan sustancial? La respuesta señala como claro culpable al gas metano- producto final de la fermentación y metabolización del alimento consumido por el ganado-.

Según las investigaciones en las que participan Silvio Cravero y María Cerón Cucchi, investigadores del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar, una dieta más eficiente ayudaría a reducir la emisión de gases de efecto invernadero (GEI). ¿Cómo lograrlo? Con la identificación de las funciones que cumplen los distintos grupos de microorganismos presentes en el tracto digestivo del ganado.


 

“Este trabajo contribuirá a conocer la diversidad y el funcionamiento de las bacterias presentes en el rumen y aportará al diseño y monitoreo de estrategias de mitigación de metano en los sistemas de producción animal”, destacó Cravero y agregó que “no sólo permitió secuenciar los genomas de bacterias que viven allí, sino determinar que 134 de ellas están emparentadas con microorganismos que se encuentran en el intestino humano”.


 

Los forrajes o pasturas son muy ricos en polisacáridos complejos, biomoléculas muy difíciles de metabolizar por enzimas comunes. Una vez en el rumen, los azúcares allí presentes activan esta gran flora microbiana para producir ácidos grasos volátiles, es decir, la fuente de energía del ganado.

“Los seres humanos no pueden realizar este camino para adquirir energía, pero, en los animales, este proceso les brinda el 75% de su energía”, resalta el investigador. Si bien este sistema digestivo tiene la capacidad de aprovechar y convertir material fibroso en alimentos de alta calidad nutritiva, también produce metano.

Este procedimiento experimental busca identificar y obtener proteínas que puedan generar anticuerpos para inyectarlas y que generen anticuerpos en saliva. “Estos anticuerpos bloquearían la replicación de arqueas y por ende reducirían la producción de metano. Esta línea de investigación es una entre el grupo de estrategias que se están evaluando para mitigar la producción de metano de origen animal”, concluye el investigador del INTA.