Es frecuente que se los detecte en alguna consulta de rutina con el pediatra: hay inocentes, orgánicos y funcionales.
¿De qué se trata?
Por medio de un estetoscopio, el médico escucha los sonidos del corazón, para evaluar su estado. Cuando hay un soplo cardíaco se produce un sonido extra; la mayoría de los soplos no deben ser motivo de preocupación y no repercuten sobre la salud del niño.
“En ocasiones son sólo el resultado de un flujo sanguíneo normal que circula por un corazón saludable con más velocidad (soplo funcional o inocente). Estos son frecuentes, seis de cada diez niños pueden presentar un soplo inocente en alguna etapa de su crecimiento. En algunos casos se produce por fiebre, deshidratación o anemia que hacen que el corazón lata más rápido y por lo tanto genere más ruido. Suelen desaparecer por sí solos conforme el niño va creciendo y no suponen ningún riesgo para la salud”, dijo la pediatra Carina Maciá y explicó que “en otros casos, un soplo puede indicar una alteración en la estructura del corazón que puede ser de nacimiento o adquirida (soplos orgánicos)”.
La mayoría de los soplos no deben ser motivo de preocupación y no repercuten sobre la salud del niño.
Según la especialista de Swiss Medical Center, “esto se produce por el pasaje de sangre por pequeñas comunicaciones que persisten luego del nacimiento o válvulas que están más estrechas. Los soplos orgánicos son infrecuentes”.
Para finalizar, la pediatra recordó que “un soplo cardíaco es el resultado de un examen, no una enfermedad”. El pediatra y cardiólogo infantil pueden determinar si el soplo es funcional (significa que el niño está sano) o si existe un problema cardíaco específico. En caso de que haya un problema, un cardiólogo aconsejará el tratamiento adecuado.
Fuente: Radio Canal








