A pesar de que existe una ley para proteger la salud de la persona gestante, el porcentaje de cesáreas en Argentina es más del doble del sugerido por la OMS. El fundamento del parto respetado implica el consentimiento de la persona gestante desde la primera consulta médica que toma hasta el momento del postparto inclusive. La clave para su funcionamiento es crear un ámbito en el cual se sienta libre de expresar sus necesidades y el profesional de salud pueda explicar tanto los actos médicos a realizar como informar también cualquier riesgo que pueda surgir, según sostienen desde el área de Obstetricia del Hospital de Clínicas de la UBA.

El parto respetado se encuentra enmarcado en la ley 25.929, que data de 2004. Destaca un cambio en la forma de atención priorizando las necesidades de toda persona gestante, basándose en dos pilares fundamentales que son la escucha de sus deseos e informarle sobre cada accionar médico. Esto permite mantener su integridad física y psíquica y promover el respeto, evitando, ante todo, ejercer la violencia obstétrica, que afecta más frecuentemente a las pacientes más jóvenes y de nivel sociocultural más bajo.

Esto demuestra que, a pesar de este marco legal, todavía hay varios indicadores que alertan sobre la necesidad de seguir trabajando intersectorialmente para mejorar la salud de la persona gestante y del recién nacido, como por ejemplo, abuso de medicalización, patologización de los procesos naturales y un elevado porcentaje de cesáreas -de acuerdo con la OMS, la tasa ideal de partos mediante este tipo de intervención debería oscilar entre un 10% y 15%, aunque según información difundida por el GCBA, en Argentina ronda el 35%-.

“Es clave generar un vínculo de confianza, para crear un ámbito en el cual la persona gestante se sienta libre de decir cuáles son sus necesidades y el profesional de salud pueda explicar tanto los actos médicos a realizar, como informar también cualquier riesgo que pueda surgir durante el proceso del parto. De esta manera, se podrá aceptar y comprender la toma de decisiones por parte del personal de salud ante situaciones de urgencia o enfermedad”, sostiene la Dra. Evangelina Morganti (MN 124282), médica del servicio de Obstetricia en el Hospital de Clínicas de la UBA.

La ley contempla no solo la experiencia del momento del parto, sino también en el embarazo y el postparto. Abarca el binomio persona gestante-recién nacido con el propósito de promover óptimas condiciones para ese primer contacto. Por lo tanto, la relación de respeto debe iniciar en la primera consulta del embarazo y mantenerse a lo largo de todos los controles.

Con respecto al momento del parto, algunos médicos sugieren que su paciente realice un “Plan de parto”. “Se trata de un documento que debe realizar la persona gestante en el cual deja manifestado sus necesidades, expectativas y preferencias en relación al momento del nacimiento. De esta manera, bajo el derecho de los pacientes de las ‘directrices anticipadas’, se busca garantizar su participación activa”, detalla la profesional.

“También permite dejar constancia de la aprobación o negación en cuanto a determinadas intervenciones o procedimientos que puedan tener que llevarse a cabo durante la internación. Idealmente debería presentarse con antelación en la institución donde se decida llevar a cabo el nacimiento, con copia sellada por los jefes de servicio de Obstetricia y Neonatología y el obstetra de cabecera”, agrega.

Desde el servicio de Obstetricia en el Hospital de Clínicas de la UBA sostienen que existe un alto porcentaje de pacientes con algún tipo de patología obstétrica que puede implicar riesgos, por lo que muchas de las decisiones corren por cuenta de los profesionales de la salud.

Respecto de las urgencias, Morganti afirma: “Es importante destacar que como obstetras debemos garantizar la salud. Por lo tanto es fundamental poder trabajar dentro de un marco institucional que garantice una pronta respuesta ante cualquier complicación, informando con respeto”.