Con la presencia del líder, Kim Jong-un, Pyongyang enseñó hoy al mundo su arsenal durante la celebración de su mayor fiesta nacional. Y lanzó el mensaje de que el país está preparado para la guerra en caso de agresión.
Corea del Norte realizó hoy una demostración de poderío armamentístico, con motivo de la celebración del 105 aniversario del nacimiento de su fundador, Kim Il-sung, al exhibir por primera vez un misil de largo alcance, y lanzó una nueva dura advertencia contra Estados Unidos, en un momento de gran tensión en la región.
En el desfile militar de inmensa proporción –como suele mostrar el régimen comunista ante cada celebración- se incluyó un tipo de proyectil nunca antes mostrado en público: el misil balístico intercontinental (ICBM) de combustible sólido.
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A diferencia del combustible líquido, el sólido permite cargar los proyectiles más rápido y mantenerlos durante largas temporadas almacenados y listos para disparar, según informó la agencia de noticias EFE.
A principios de año, el líder norcoreano Kim Jong-un, quien presidió hoy el desfile en la capital, Pyongyang, desde el balcón de la Casa de Estudios del Pueblo, enfundado en traje negro y corbata blanca, había advertido que el país ultimaba el desarrollo de un ICBM que sería capaz de alcanzar territorio estadounidense.
En un tramo de su discurso, el vicemariscal Choe Ryong-hae aseguró: “si Estados Unidos sigue con sus provocaciones temerarias, responderemos a una guerra nuclear con nuestras armas atómicas”.
Corea del Norte garantizó la exacta difusión de sus advertencias gracias a que en esta ocasión permitió el ingreso de casi dos centenares de periodistas extranjeros, algo inusual en el cerrado régimen comunista.
Por su parte, el portavoz del comandante general de las Fuerzas Armadas declaró a la agencia oficial de noticias KCNA: “Todas las acciones provocadoras y forajidas de Estados Unidos en los campos político, económico y militar para seguir con su política hostil hacia la DPRK (República Popular Democrática de Corea) serán contrarrestadas a través de una contra reacción del Ejército del pueblo”.
“Nuestra contra reacción más severa en contra de Estados Unidos y sus fuerzas será ejecutada de forma tan despiadada que no permitirá a nuestros agresores sobrevivir”, añadió, para concluir que la “grave histeria militar” del gobierno de Donald Trump “alcanzó una fase peligrosa que ya no puede ser pasada por alto”.
Elevando otra vez el nivel de sus amenazas, el régimen reaccionó así a las advertencias de Trump, quien para impedirle a Kim Jong-un un nuevo ensayo nuclear y balístico desplegó un portaaviones y varios buques de guerra con baterías antimisiles cerca de aguas norcoreanas.
No obstante y tal cual es su costumbre de tensar al máximo las relaciones pero sin llegar a romperlas, Corea del Norte no avanzó hoy más que en desafíos y advertencias dejando de lado la posibilidad que manejaba Washington de un lanzamiento de misiles balísticos o su sexto ensayo atómico en coincidencia con las efemérides de hoy.
Además de mostrar hoy misiles de alcance medio Musudan y los misteriosos y temidos KN-08 y KN-14, que se lanzan desde plataforma móvil, desfilaron ante la plaza Kim Il-sung varios de los últimos desarrollos del régimen como el Pukguksong-1 y Pukguksong-2, exhibidos en público por primera vez.
El primero de ellos es un misil balístico lanzado desde un submarino (SLBM) y el segundo, un proyectil de alcance medio que se tira desde plataforma móvil y que fue probado por primera vez en febrero y también el 5 de abril, ensayo que llevó a Washington a responder con el envío de un portaaviones nuclear a la península.
La preocupación aumentó desde que las fuerzas navales estadounidenses lanzaron misiles Tomahawk sobre una base aérea de Siria la semana pasada, en respuesta a un supuesto ataque con armas químicas de Damasco en contra de rebeldes y civiles.
El bombardeo generó interrogantes respecto de los planes de Trump en torno a Corea del Norte, que realizó pruebas nucleares y de misiles en desafío de las sanciones de Naciones Unidas y de países occidentales.
Por tal razón, informó la agencia de noticias Reuters, Estados Unidos advirtió que la política de “paciencia estratégica” hacia Corea del Norte ha terminado. En esa línea estratégica, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, viajará mañana a Corea del Sur como parte de una gira por Asia que se extenderá por diez días.