Los padres de una niña de 12 años denunciaron que su hija fue discriminada por tener diabetes tipo 1 por personal de la empresa que presta el servicio de la excusión La Gran Aventura en el Parque Nacional Iguazú. La niña usa una bomba de insulina y su condición está completamente controlada, y no le impide realizar actividades o deportes.

La familia sacó los tickets para la excursión sin inconvenientes, conociendo la condición de la niña. Incluso en las restricciones que esgrime la empresa en su página web se mencionan otras enfermedades, pero la diabetes no está en la lista, ni es una condición que resulte un impedimento para realizar actividades si está controlada.

“Subimos al camioncito para ir al barco. Cuando le ven la cánula con la bomba de insulina preguntan qué es, les explicamos que se saca y se guarda en la mochila, y dicen ‘diabéticos no, se tienen que bajar’”, expresó a DIB Mariana Mora, la mamá de la niña. “Les dijimos que ella no tiene ningún problema y nos dijeron que hay una ley y que no pueden subir diabéticos”, contó la mujer, que relató que los acusaron de retrasar la excursión e hicieron bajar a todos los pasajeros.

Ante esa situación, la niña se puso a llorar y desistieron de realizar la excursión. Mora indicó que “al tener la bomba y el sensor la diabetes está controlada, y si está en baja, con menos de 80 de glucosa, come unos caramelos y en un minuto está bien”, y agregó: “Además estábamos los dos padres ahí, sabemos que no es de riesgo, hace hockey tres veces por semana, nunca le pasó nada”.

La familia fue trasladada a las oficinas de Parques Nacionales, donde les indicaron nuevamente que a la excursión La Gran Aventura no pueden ir personas con diabetes. Allí les mostraron una reglamentación, donde corroboraron que no figura restricción alguna para personas con esta condición de salud. “Dice que no pueden realizar la excursión personas discapacitadas, con osteoporosis, con afecciones cardíacas, pero no dice nada de insulinodependientes o diabetes, y nos dijeron que se reservaban el derecho de admisión”, puntualizó Mora. “Es una discriminación total. No nos habilitaron ningún médico, dijeron solo están para cuando alguien se descompone”, indicó la mujer, quien confirmó que con su esposo que es abogado realizaron un descargo y van a impulsar una acción por discriminación.

“Bomba”

En tanto, esperando para el horario de salida del siguiente grupo estaba en el lugar María Sol Bettin, Licenciada en Nutrición, diplomada en diabetes y educadora por la Federación Internacional de diabetes.

Bettin es de Mar del Plata y una profesional activa en redes sociales, donde informa y difunde cuestiones vinculadas a su especialidad. Además, ella también tiene diabetes de tipo 1 y utiliza la bomba de insulina. Al escuchar justamente esa palabra, “bomba”, y ver que había una discusión y una niña que lloraba, Bettin se acercó para saber qué pasaba.

“El padre me dice ‘no la quieren dejar pasar a la nena porque es insulinodependiente’. Le digo que yo también y les muestro la bomba, algo que es súper visible y el sensor también. La bomba se puede sacar y podemos estar dos horas desconectados de la bomba. La bomba no se puede mojar, yo justo iba a ir a preguntar si me la podían tener mientras se realizaba la excursión. La única respuesta que recibimos fue ‘no pueden entrar por ser insulinodependientes, los insulinodependientes no entran, no estamos seguros si vamos a poder reaccionar si pasa algo’. No nos dieron ninguna explicación ni quisieron llamar a alguien superior, tampoco me permitieron firmar un papel diciendo que yo me hacía responsable. Fue una situación de mucho grito, muy fea, yo les quería explicar y no me dejaron”, detalló la especialista a esta agencia.

“La mamá de la nena me dijo ‘tapate la bomba y hace la excursión’, que no es más que es ir media hora en un camión hasta el río, luego ir en gomón unos quince minutos, y ahí solamente te mojás”, explicó Bettin, y añadió: “Yo me saqué la bomba, la guardé en la mochila, me puse una remera, el sensor no se vio y pasé porque sé que no había peligro. Cuando volvimos me cambié la remera, me puse un top y la bomba, o sea que se veía el sensor, y no me dijeron nada”.

La especialista en nutrición indicó que “lo peor del caso es que la nena no hizo la excursión, se sintió discriminada, mal, se quedó llorando” y reflexionó: “Como sociedad no avanzamos, cada vez hay menos empatía, menos solidaridad, menos educación, yo sé que no podemos saber todos de los temas, porque hasta que no te toca no sabés, pero nosotros podemos hacer absolutamente todo de todo, comer de todo, basta que estemos bien controlados y que sepamos qué hacer en cada momento, no hay ningún problema”.

La diabetes “es una condición o un conjunto de enfermedades que se caracterizan por la hiperglucemia, por concentraciones elevadas de la glucosa en sangre. Hay varios tipos de diabetes: la diabetes gestacional, que se da durante el embarazo, la diabetes tipo 2 y la diabetes tipo 1”, explicó Bettin.

“En este caso el problema fue con nosotras que tenemos diabetes tipo 1, que es una enfermedad autoinmune, en la que el sistema inmune no reconoce como propias a las células beta, que son las células del páncreas, que producen la insulina. Al no producir más insulina, pasamos a ser insulinodependientes”, explicó, y concluyó: “En realidad, todos somos insulinodependientes, porque todos dependemos de la insulina. La diferencia es que nosotros debemos aplicarla de forma externa. Eso se hace a través de lapiceras de insulina, o con esta bomba de insulina, que el nombre ideal es en realidad infusor continuo de insulina”. (DIB) ACR