UNA GRIETA CON MALVINAS…

Por Daniel A. Vogel – Buen día. Primer domingo de abril con temperaturas muy agradables para la jornada con sol.

Vamos a compartir esta mañana, alguna reflexión que tiene que ver con actualidad, que tiene que ver con lo que nos ha pasado en las últimas horas, tanto dentro del país como internacionalmente.

Me refiero a lo que ocurrió en Qatar con la puesta en marcha el mundial de fútbol y también, sobre lo que ocurrió en todo el ámbito nacional, con el 40º aniversario de la guerra de Malvinas que ayer conmemoramos.

En primer lugar, vamos a detenernos a analizar la cuestión del mundial y su pasión futbolera para luego entrar de lleno en la que más nos llega por estas horas que tiene que ver con el aniversario de la Gesta de Malvinas.

Argentina este martes empató en Ecuador y terminó su fase de eliminatorias sudamericanas en las que clasificó en segundo lugar detrás de Brasil, invicta.

Y nos fuimos a Qatar, a ver una gran presentación y puesta en escena del sorteo de lo que será La Copa del Mundo 2022 en aquel país árabe, en noviembre.

Pensemos en una particularidad que tenemos los argentinos y obviamente tiene que ver con el fútbol, el ícono social más allá de lo deportivo que es capaz de unir, en un mismo abrazo, en un mismo festejo, en un mismo cantico, en una misma mirada, en un mismo deseo y pensamiento al que es hincha de River y de Boca, al de Racing e Independiente y a todos los clubes adversarios, pero además de involucrar en la misma pasión hasta los anti-fútbol.

¡Qué fenómeno! Es capaz de tirar abajo los colores y las diferencias e inclusive, la indiferencia de aquellos que no les gusta el fútbol doméstico de cada fin de semana, pero que nos junta en un mismo sentir apasionado cuando llega la instancia del mundial cuando la celeste y blanca se luce en el pecho del seleccionado nacional.

En ese momento, solo en ese tiempo, todos los argentinos nos unimos y sabemos que es así y lo vivimos aceptando tal cual.

Entonces planteado esto, vamos a Malvinas.

Se conmemoraron hace horas, los 40 años de qué aquellos pibes de 18 años sin entrenamiento previo, sin armamento, sin muchas cosas que ya todos conocemos, fueron llevados por la dictadura de aquellos años, a una guerra que no eligieron ir y desde donde ofrecieron hasta sus propias vidas, para defender algo que también se pone debajo del paraguas celeste y blanco, como el fútbol mundial, salvando las distancias.

Ahora, ¿por qué una situación extrema cómo vivió la Argentina en ese tiempo no es igual para con los excombatientes, aquellos pibes de 18 años que no eligieron la guerra, sino que tuvieron que subirse e ir que para un joven de 18 años de hoy?  No, no es similar a un videojuego donde te matan y tenés otra vida, dónde podés volver a luchar en un nuevo juego, con las mismas condiciones de inicio y hasta subir el ranking de popularidad dentro del Game.

La guerra de Malvinas fue con balas reales y los protagonistas, no se podían reiniciar… no podían ganar vidas para sí, contrariamente a lo que ocurre en un juego virtual, tenían una sola vida; era la de carne y sangre y la ofrecían y la defendían, o la perdían.

Inclusive muchos que volvieron con vida al continente escondidos, también perdieron sus vidas que ya les pertenece a los torturadores ruidos e imágenes oscuras y violentas que le dejó el recuerdo imborrable de Malvinas en su mente y corazón.

¿Por qué una causa nacional tan fuerte, muy superior a un mundial de fútbol, no nos une cómo lo hace un torneo internacional competitivo?

En Argentina hay claramente una grieta malvinera, como si esto fuera poco y no tuviésemos tantas grietas en el país.

¿Qué debemos aprender del fútbol para que sea tal vez, la única esencia que a los argentinos no nos produce grieta?

Pensemos que, los jugadores visten una camiseta y la defienden en imponentes estadios, con la misma bandera con los mismos colores, pero con un arma en la mano y en una trinchera, también nuestros Héroes y Veteranos la defendieron…

Vaya uno a saber porque esta mezcla en nuestra memoria, en nuestro corazón y en nuestra historia.

Sirve para pensar… que tenga un buen domingo.

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…