Una mirada europea y otra de un politólogo: “El pueblo venezolano vive su hora más difícil”

Imposible mirar indiferente, cuando como se dice parece ser que “No todos los muertos valen igual”. Mas de un centenar de víctimas y EL DEBATE que como medio local no cubre estas noticias internacionales, quiso hablar con dos referentes locales, un licenciado en Ciencias Políticas y escritos internacional y el presidente de la Casa de la Unión Europea, para conocer el sentir por la crisis.

El politólogo Eduardo Rivas, habitual columnista de los viernes en el diario y escritor en otros diarios del mundo, para dar su mirada de análisis técnico sobre este tema que nos estremece, así habló en Radio EL DEBATE – FM 89.30.

“Primero -dice- debemos entender que en Venezuela hay una relación de equilibrio entre las fuerzas intervinientes: por un lado el Gobierno, que es el remanente del Partido Socialista Unido de Venezuela o comúnmente denominado Chavismo, y por otro la oposición con toda su heterogeneidad. Muchas veces se dice que no hay una oposición unificada en cuanto a lo que hay que hacer; está más que claro qué es lo que NO SE QUIERE: seguir repitiendo la situación actual. Tampoco se tiene en claro lo venidero ni lo que se quiere hacer desde la oposición. Yo, personalmente, no estoy de acuerdo con el manejo del gobierno de Maduro. Esta es una situación, para arrancar, de empate donde ninguno logra imponer su pensamiento.

Normalmente, en ciencias políticas, se dice que el Estado es quien legalmente tiene el monopolio del uso de la fuerza: la policía reprime de acuerdo con la Ley y está permitido porque en el contrato social que hemos acordado para vivir en sociedad es uno en las reglas de juego. Actualmente en Venezuela no existe ese monopolio: hoy hay grupos parapoliciales oficiales y opositores; no es que Maduro es el demonio personificado o el malo de la película y del otro lado están todos los buenos, o viceversa. En esa situación se recurre a la violencia tanto desde el lado estatal como en la oposición, donde pareciera primar una lógica que “en cuanto peor mejor” como para empujar la situación a una realidad tal que la única salida de la gente es la violencia”, afirmó.

Respecto a si este horizonte trae consigo una guerra civil, expresó: “Creo que no porque no existen dos bandos, eso es claro. Sí hay violencia, pero no engaño social hacia la gente. Hay algo que también resiste mucho más que cualquier análisis politológico que uno puede hacer de la situación y es la inocultable crisis humanitaria que hoy vive Venezuela: no tiene alimentos ni remedios, siendo petróleo lo único que posee. Cuando el petróleo tuvo una explosión en términos de precios internacionales, Venezuela estaba bien porque tenía dinero para inyectar en el sistema nacional y se podía mejorar, cuando cae ese valor la situación es compleja porque importaron todo y no existían recursos. El problema es hasta dónde se sigue poniéndonos de acuerdo relativamente fácil; en concreto, es saber cómo se sale de esto”.

Respecto al papel que debería jugar la ONU actualmente en esta situación, dijo: “Las Naciones Unidas tampoco se manejan por una cuestión moral de funcionamiento de la sociedad de manera organizada, en paz y civilizadamente, esos pueden ser los valores pregonados en la Carta de las Naciones Unidas, pero lo que hay detrás es una cuestión de poder fundamentalmente económico teniendo en cuenta qué es viable y qué no lo es, por eso se interviene en Siria o Afganistán y no en Burkina Faso o Sierra Leona. Todos los muertos no valen lamentablemente. Hay una canción de Jorge Drexler que habla sobre el tema y dice que a los muertos, vengan de donde vengan, no se los ve. Las Naciones Unidas no intervendrán en tanto y en cuanto no haya algo para repartir. El problema, a mi juicio, es dónde está ubicado, porque una cosa es un problema por discutir para Estados Unidos en Medio Oriente y otra muy distinta es para Estados Unidos en “el patio trasero”.

Para finalizar, dio su punto de vista concreto sobre cómo se sale estando en horas cruciales: “El primer paso, creo yo, es la postergación de las elecciones con supervisión internacional para que la gente definitivamente elija qué es lo que quiere y que la comunidad dé respaldo a esos resultados. Por otro lado, una cuestión de consenso: estamos, como dije al principio, en un equilibrio de fuerzas tal que ninguno logrará imponer -salvo que sea con armas- su posición. Para lograrlo, es necesario que los autores internacionales acompañen ese diálogo: con esto me refiero a que si creemos que, por ejemplo, cuando el resto de los países entiende que Venezuela ni siquiera cumple con su propia normativa, es necesario aplicar o establecer sanciones concretas como responsables de la misma, sin que siempre el pueblo termine pagando.

Por último, pienso que deben tomarse acciones firmes y decididas de los actores internacionales que tampoco tienen en claro qué hacer, siendo esto muchísimo más preocupante. Realmente es como si estuviéramos dudando si arrancamos o no la manzana del árbol y nos quedamos parados esperando que caiga: el problema es lo que pasa mientras eso sucede”.

Desde la Casa de la Unión Europea

DSC_0561Multimedios EL DEBATE también entrevistó a Guido Butticci, presidente de la Casa de la Unión Europea de Buenos Aires con sede en nuestra ciudad, quien dio su mirada sobre esta difícil situación. Aseguró “La información que nos llega es desesperante, se está tratando de sacar 150 mil ciudadanos italianos del país”.

“Este tema nos preocupa de tal manera que hace rato la alta representante de la Unión Europea (Dra. Federica Mogherini) lo está tratando y buscando brindar una solución. El hecho de tomar medidas que por ahí pueden ser contraproducentes no es fácil por la posición internacional del problema: trae consecuencias fundamentalmente con Estados Unidos, Rusia o China resultando realmente muy delicado. Lo que hace la Unión Europea es ver cómo colaborar y llegar a un entendimiento entre Maduro y la oposición, pero se está tomando mucho con pinzas. Todo este tiempo transcurrido perjudica al pueblo venezolano, la cantidad de información que nos llega de allá es desesperante: vía Internet recibimos cualquier cantidad de pedidos de ayuda, y lamentablemente desde acá no podemos hacer nada más que solidarizarnos”, afirmó.

Respecto a los venezolanos que emigran hacia Argentina y, de los europeos radicados en Venezuela que tratan de socorrer, dijo: “No es tanto como vienen Argentina, pero la última información que tenemos es que sólo el Consulado Italiano en Venezuela está tratando de sancionar la salida de 150.000 italianos. Es todo un tema porque no hay Consulado que soporte semejante presión, pero indudablemente se está haciendo todo lo humanamente posible. Esto es un éxodo, la gente está escapando y yo los entiendo porque no hay futuro, no se sabe qué va a pasar. Hay que cuidarse mucho para que no surja una intervención internacional y no sea peor el remedio que la enfermedad, realmente es muy preocupante”.

“El comunicado que emitiremos lo está manejando la Unión Europea; yo creo que todo lo que se diga vendrán desde la presidencia de la Comisión Europea. Pienso que nadie puede dictaminar una cosa semejante; estamos realmente acongojados por lo que sucede porque no logramos cómo hacer para mandar remedios o alimentos, no hay manera. Prácticamente estamos en manos de Dios. Y agregó una opinión dejando en claro que “Esta es una opinión puramente personal, pero me preocupa el silencio absoluto del Papa Francisco, quien favorece a Maduro y lo que trae eso detrás para el pueblo venezolano”, finalizó.