Una muestra revela el aporte y la herencia afro en el país

El Museo Pueyrredón exhibe documentos, cuadros y fotos que constatan su protagonismo y desmienten el mito del origen sólo inmigrante.  

Se inauguraron ayer dos muestras con la intención de reflexionar sobre la mentira del argentino blanco y puro y la vigencia de la cultura afro.

Por un lado, en las salas de la casa que perteneció a Juan Martín de Pueyrredón y hoy es museo –una propiedad colonial y un parque que desciende por la barranca hacia el Río de la Plata– se puede ver (In)Visibles, que reúne documentos originales, objetos arqueológicos y obras de arte sobre el presente y la historia de hombres y mujeres cuyo árbol genealógico encuentra a uno de aquellos esclavos traídos al continente desde África.

Por su parte, en las galerías del museo, se puede ver Hombres blancos, del artista brasileño contemporáneo Marcelo Masagão, que en el marco de Bienalsur, propone estampas históricas que operan el fenómeno opuesto: desaparecer a los blancos y poner en primer plano a los negros.

Archivos históricos

La muestra tiene una base documental elaborada por uno de los mayores especialistas argentinos en la materia (sino el mayor): el antropólogo Norberto Pablo Cirio. Desde el Instituto Nacional de Musicología “Carlos Vega” y el Instituto de Investigación en Etnomusicología, lleva décadas desentrañando los secretos de la música afroargentina.

La muestra interpela y se pregunta ¿qué pasó con los blancos que habiendo afroargentinos no los asumimos como tales?

“La idea de la desaparición fue iniciada por un grupo de gobernantes, periodistas, intelectuales y dueños de medios de comunicación de la segunda mitad del siglo XIX –conocida como Generación del 80– cuando crearon una nueva fisonomía identitaria para el país: blanco y europeo. De ese modo, decretaron la defunción biológico-cultural de los negros”, explica Cirio. La idea fue reforzada con un verdadero borramiento de aquellas familias que, con los pueblos originarios y los colonizadores, habían fundado este país.
La muestra en el Museo Pueyrredón recibe con un mural de fotografías: niños, mujeres jóvenes, ancianos, madres, deportistas reconocidos, maestras, una chica que posa, un hombre que mira a la cámara. Son el vecino del piso de arriba. El médico. La profesora de yoga. Son un diputado. El carpintero. Un escritor. El panel y la luz de la sala producen un efecto interesante: quien visita ve su rostro reflejado entre esas miradas. Ellos son nosotros.

Fuente: Clarín