La investigación de la Universidad Nacional de Córdoba señala que la irritación provocadas por prótesis mal colocadas o las piezas dentales en mal estado incrementan las chances de contraer la enfermedad, que a su vez “es mayor cuando la persona consume tabaco o alcohol, incluso en cantidades moderadas”.

La irritación mecánica crónica o trauma provocadas por prótesis mal colocadas, desajustadas o dientes en mal estado “está significativamente asociada al cáncer oral, y el riesgo es mayor cuando la persona consume tabaco o alcohol, incluso en cantidades moderadas”, advierte una investigación de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

Un equipo de trabajo de investigadores de la Facultad de Odontología de la UNC analizó datos recabados durante una década para cubrir un vacío en la bibliografía sobre ese campo, y en los resultados concluye, mediante “demostración empírica”, que “la irritación mecánica crónica potencia y, en algunos casos, duplica el riesgo de cáncer bucal”.

La investigación de la cátedra de Estomatología, que publicó este jueves el sitio web de UNCiencia, sostiene que el resultado adquiere relevancia especial, porque hasta el momento se sabía que la ingesta de alcohol y tabaco favorecían el desarrollo de cáncer bucal, pero nunca se había probado que la irritación mecánica crónica potenciara la acción de esos factores.

“Nuestro estudio demostró que la irritación crónica está significativamente asociada con el cáncer oral. Los datos también mostraron que un mayor riesgo se correlaciona con la interacción no solo entre tabaco y alcohol, sino también entre esos dos factores y el trauma bucal”

Eduardo Piemonte

En ese sentido, especifica que las posibilidades del cáncer se potencian con la irritación mecánica crónica o trauma, provocados por prótesis mal colocadas, desajustadas o dientes en mal estado, porque “van raspando o lastimando la boca durante meses o años”.

“El riesgo es mayor cuando la persona consume tabaco o alcohol, incluso en cantidades moderadas”, aclara.

En el estudio participaron el director del Departamento de Cáncer Bucal de la Organización Mundial de la Salud (OMS); académicos del Hospital Alemán de Buenos Aires; del Instituto Nacional de Investigaciones de Cáncer de Taiwán; la Facultad de Odontología y Ciencias Craneofaciales del King’s College London.

Los datos

La investigación trabajó sobre datos recabados entre 2009 y 2019, con un muestreo de dos grupos de 106 casos cada uno: el primero compuesto por pacientes con cáncer bucal, y el segundo por personas sanas (grupo de control).

En todos los casos, se trató de mayores de 18 años –con una edad media de 63 años–, identificados como varón o mujer, que se atendieron en la Facultad de Odontología de la UNC o en el Servicio de Medicina Oral del Hospital Alemán de Buenos Aires.

Entre algunos de los datos, la investigación determinó que el consumo de tabaco fue reportado en un 44,3% de pacientes con cáncer y en el 48,1% del grupo control (personas sanas).

“Los seres humanos están expuestos a varios factores cancerígenos, algunos todavía no identificados. Y, en ese marco, la irritación mecánica crónica podría tener un papel en un modelo multifactorial, incluso en ausencia de ambas drogas”

Laura Cecilia Werner

El de alcohol, en tanto, en el 50% de los casos que se encuentran en el primer grupo y en el 34% de los que se ubican en el segundo.

En el conjunto de personas con diagnóstico oncológico, el 73,6% mostró evidencia de irritación mecánica crónica.

Las dentaduras postizas mal ajustadas y los dientes rotos que raspan la lengua son los traumas más comunes. En el grupo control, mientras tanto, solo el 32,1% presentó esta condición.

Asimismo, detalla que también se determinó que la combinación de irritación mecánica crónica y alcohol incrementa un 53% el riesgo de desarrollo de la enfermedad.

“Nuestro estudio demostró que la irritación crónica está significativamente asociada con el cáncer oral. Los datos también mostraron que un mayor riesgo se correlaciona con la interacción no solo entre tabaco y alcohol, sino también entre esos dos factores y el trauma bucal”, explicó Eduardo Piemonte, director del estudio.

“Esto significa que los factores hacen sinergia. No hace falta fumar en exceso para desarrollar cáncer bucal. Hacerlo moderadamente con un mal estado bucal ya habilita esa posibilidad. En contraposición, una buena salud oral podría disminuir el riesgo de contraer esa enfermedad”, agregó el científico.

Un dato que llamó la atención del equipo de investigación fue que la irritación crónica también se desempeñó como un factor de riesgo, incluso en ausencia de tabaco y alcohol. Pero esto no significa que sea cancerígena por sí sola.

“Los seres humanos están expuestos a varios factores cancerígenos, algunos todavía no identificados. Y, en ese marco, la irritación mecánica crónica podría tener un papel en un modelo multifactorial, incluso en ausencia de ambas drogas”, agregó Laura Cecilia Werner, integrante del equipo y parte del Hospital Alemán de Buenos Aires.

“En otros países, el trauma o la irritación mecánica crónica, que nuestro equipo expone como agente causal muy importante, es negada. Somos de los pocos grupos de investigación del mundo que considera la irritación como un factor que puede potenciar el riesgo de cáncer y que ha logrado demostración empírica de ello”, afirmó René Panico, titular de la Cátedra de Estomatología de la Facultad de Odontología.