VIENTOS CON AGUA Y MÁS

Por Daniel A. Vogel – Hola buen día, bello domingo para todos. Mientras vamos acercándonos al aniversario 170 de Zárate, también nos vamos despidiendo del verano. Hoy quiero compartirle en este espacio una realidad climática y ambiental que aborda nuestro amigo el Prof. Norberto Ovando, sobre “Las olas de calor y las inundaciones afectan de manera diferente a las mujeres y a los hombres de las zonas rurales”

El presidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales (AAPN), es integra Comisiones WCPA (Mundial de Áreas Protegidas) y, tiene participación en Educación y Comunicación de la CEC y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), por la tanto es palabra autorizada para presentarnos “Un nuevo estudio muestra cómo los efectos del cambio climático global sobre los ingresos y la adaptación en las zonas rurales varían con el género, la riqueza y la edad”.

Ovando, relata hoy para EL DEBATE: “El cambio climático está afectando desproporcionadamente a los ingresos de las mujeres rurales, las personas que viven en la pobreza y las poblaciones de mayor edad, ya que su capacidad para reaccionar y adaptarse a los fenómenos meteorológicos extremos es desigual, según un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El informe The Unjust Climate (El Clima Injusto), reúne un impresionante conjunto de datos de 24 países de ingresos bajos y medios en cinco regiones del mundo para medir los efectos del cambio climático en las mujeres rurales, los jóvenes y las personas que viven en la pobreza. Analiza datos socioeconómicos recopilados de 109 341 hogares rurales (que representan a más de 950 millones de personas rurales) en estos 24 países. Estos datos se combinan tanto en el espacio como en el tiempo con 70 años de datos georreferenciados sobre precipitaciones y temperaturas diarias.

Las mujeres cabeza de familia en zonas rurales sufren pérdidas financieras significativamente mayores que los hombres. En promedio, los hogares encabezados por una mujer pierden un 8 por ciento más de sus ingresos debido al estrés por calor y un 3 por ciento más debido a las inundaciones en comparación con los hogares encabezados por un hombre.

Según el informe, las inundaciones también reducen los ingresos de los hogares liderados por mujeres más que los de otros tipos de hogares, pero en menor medida que el calor.

“A medida que estos fenómenos sean más frecuentes, también se agravarán las repercusiones en la vida de las personas”, afirma Nicholas Sitko, autor principal del informe y economista de la FAO.

Cuando los expertos en clima hablan sobre la necesidad de adaptarse al aumento de las temperaturas y a los fenómenos meteorológicos extremos, suelen referirse a la siembra de árboles para reducir los riesgos térmicos, adoptar nuevas técnicas agrícolas o el desarrollo de variedades de cultivos que sean resistentes a la sequía.

Tomando acción. El informe sugiere que abordar estos desafíos requiere intervenciones específicas para empoderar a diversas poblaciones rurales para que participen en medidas de adaptación al clima.

El estudio encuentra que la población rural y sus vulnerabilidades climáticas apenas son visibles en los planes climáticos nacionales. En las contribuciones determinadas a nivel nacional y los planes nacionales de adaptación de los 24 países analizados en el informe, solo el 6 por ciento de las 4.164 acciones climáticas propuestas mencionan a las mujeres, el 2 por ciento menciona explícitamente a los jóvenes, menos del 1 por ciento menciona a los pobres y alrededor del 6 por ciento se refiere a agricultores de comunidades rurales.

De manera similar, del total del financiamiento climático rastreado en 2017/18, solo el 7,5 por ciento se destinó a la adaptación al cambio climático; menos del 3 por ciento a la agricultura, la silvicultura y otros usos de la tierra, u otras inversiones relacionadas con la agricultura; sólo el 1,7 por ciento, equivalente a unos 10.000 millones de dólares, llegó a los pequeños productores.

Las políticas agrícolas también pierden la oportunidad de abordar la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y vulnerabilidades interseccionales como el cambio climático. Un análisis de las políticas agrícolas de 68 países de ingresos bajos y medios realizados por la FAO el año pasado mostró que alrededor del 80 por ciento de las políticas no consideraban a las mujeres y el cambio climático.

Las acciones climáticas inclusivas están integradas en la Estrategia y Plan de Acción sobre el Cambio Climático de la FAO y en el Marco Estratégico de la FAO para 2022-2031, donde la lucha contra el impacto del cambio climático se integra en los esfuerzos para lograr los cuatro objetivos: mejor producción, mejor nutrición, mejor medio ambiente y una vida mejor para todos.

Buscando soluciones. La FAO está trabajando en coordinación con otras agencias de las Naciones Unidas sobre el terreno en varios países para implementar proyectos que proporcionen una mejor capacitación y desarrollo de capacidades para las mujeres. Estos proyectos tienen como objetivo ayudar a las mujeres a participar más en los sistemas agroalimentarios y las cadenas de valor, así como a obtener acceso a tecnologías que puedan abordar las brechas mencionadas anteriormente.

La FAO ha estado trabajando para fortalecer la resiliencia de las mujeres al cambio climático centrándose en la cadena de valor del turismo y otros trabajos sobre el sistema agroalimentario.

Se buscan fomentar más asociaciones e inversiones, específicamente dirigidas a reducir las brechas de género en los sistemas agroalimentarios y promover el empoderamiento de las mujeres dentro de ellos.

La FAO también aplica cuatro “aceleradores” transversales o intersectoriales, a saber, tecnología, innovación, datos y complementos (gobernanza, capital humano, instituciones) en todas sus intervenciones programáticas con el fin de acelerar los avances y potenciar al máximo los esfuerzos para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Conclusión: Un mundo que afronta cada vez mayores amenazas demanda que actuemos sin demora a fin de salvaguardar la vida, transformar nuestros sistemas agroalimentarios para preparar nuestro planeta para el futuro y asegurar resultados sostenibles.
La igualdad de género debería ser parte de las medidas para abordar el cambio climático.

Se deben construir sistemas agroalimentarios inclusivos, sostenibles y resilientes, para que el sector agrícola pueda rendir a su máxima capacidad y volverse más eficiente. Desarrollar políticas para fomentar procesos de transformación rural inclusivos” (SIC).

Palabra autorizada para exponer en tiempos de brutales e inseperadas tormentas que nos inundan como en Corrientes y Córdoba esta semana, o San nicolas, ayer con vientos destructores como en zárate padecimennto ael pasado domingo 17 de diciembre.

Asi que amigos, tengan buen domingo y…

AL QUE LE QUEPA EL SAYO…